La tasa de paro española entre
1986 (año de la adhesión a la U.E.) y 2013 osciló, en dicha Unión Europea,
entre el 7,2% y el 10,9%. Sin embargo en nuestro país fluctuó entre el 8,2% y
el 26,1%. Y lo más importante: en esos 27 años solo bajó del 10% en dos.
En ese año de 1986, el desempleo
era del 21,65% (más de 3 millones de desocupados). Y no bajó del 15% hasta
llegar al año 2000. En los siete años
siguientes descendería hasta el mínimo histórico de 2008 (7,2 %, 1,76 millones
de desempleados). A partir de entonces, como es sabido, subió espectacularmente
hasta el 26,1% del 2013.
En
resumen, el paro en España es un problema estructural.
La
mayoría de las veces, desde hace 30 años, hemos vivido por encima del 15%, y cuando no, ha sido en virtud de una situación ficticia: la burbuja inmobiliaria. Los más
nostálgicos dirán que en 1976 el paro era sólo del 4,4%, pero, obviamente la
situación era muy diferente: la
población activa era muy inferior (la mujer estaba poco incorporada el
mercado laboral), sumando, además, otros factores como la anterior emigración
al exterior y el retraso de la edad
de entrada al trabajo, ya que se empieza a estudiar más años.
Paro estructural significa que
tenemos más personas en situación y deseo de trabajar que puestos de trabajo. ¿Por
qué? Los expertos apuntan algunas
causas.
INDUSTRIA. La aportación
de la industria al PIB español es del 17% frente a una media europea del 20%. Y
en Alemania supone el 25%.
I + D. En Innovación, tecnología y patentes España está a la cola en el valor añadido
bruto. La inversión en investigación, desarrollo e innovación supone el 1,39%
del PIB, por debajo de la UE (2%), EE UU (2,77%) y Japón (3,44%). Alemania
destina el 2,84% (Datos de Eurostat en 2010). Esta economía es 2,64 veces mayor
que la española pero las patentes
alemanas registradas en 2011 (último dato disponible) fueron 13 veces más
numerosas que las españolas.
EXPORTACIONES. Menos del 7%
de nuestras exportaciones tienen un alto grado de sofisticación (y por tanto de
valor añadido). Y las ventas al exterior de alta tecnología solo suponen el
4,16% del total, el nivel más bajo
de la UE . La falta de innovación ha convertido a la industria española en
proveedora de productos intermedios
para empresas de otros países, mientras que el peso de la producción de productos
finales, que son los que dejan márgenes reducido. En otras palabras, y por así
decirlo, exportamos muchos naranjas,
cuyo precio y beneficio unitario es muy pequeños y pocos ordenadores. Pero es que, además, en España exportan pocas empresas. De 3,4
millones de sociedades, lo han hecho alguna vez el 3,6%. Pero de éstas 122.987,
menos de un tercio (37.000) lo hacen de forma habitual. El 86% del total de las ventas nacionales en el exterior depende de
solo el 4% de los exportadores. Y conviene saber que las regiones españolas
con menor paro son las que más exportan. Todo el norte de España exporta en
relación a su PIB por encima de la media nacional (20%), salvo Asturias y La
Rioja (Cantabria roza el promedio). Navarra (43,2%) y País Vasco (31,6% del
PIB), líderes en exportaciones, son los territorios con menos desempleo.
TAMAÑO DE LAS EMPRESAS. El 80% del empleo en España depende
de las pequeñas y medianas empresas
(pymes) y éstas son las más endebles y vulnerables en caso de una crisis
económica. Las empresas con más de 500 trabajadores son las que mejor
aguantaron la crisis en España y la mayoría de las 177.000 empresas
desaparecidas entre 2008 y 2011 fueron pymes.
FRACASO ESCOLAR. España está 12 puntos por debajo de la media de OCDE en comprensión lectora,
según el Informe PISA. Una vez más la España del Norte (la de menos paro) sale
mejor en las pruebas que la del Sur. España tiene un gran déficit formativo en buena parte de su población y un exceso de sobrecualificación en el extremo
contrario. El país tiene la mayor
proporción de peones de la UE y la misma que hace 20 años y casi el 50% de la población no supera los
estudios obligatorios frente al 30% en Europa. El abandono escolar es muy alto (33% frente al 20% en la UE). En España solo un
tercio de los jóvenes estudia formación profesional, cuando en Alemania es el
66%.
CORRUPCIÓN Y ECONOMÍA SUMERGIDA. España es, con
Grecia e Italia, uno de los tres países europeos con más economía sumergida y fraude. Coinciden todos los estudios y se
apunta que alcanza hasta un 25% del PIB (el doble que la media de la UE). La corrupción pública y privada es un
sobrecoste, que concierne a la sociedad en su conjunto. España es el 30º país más corrupto de 170 y las empresas
españolas son las segundas, tras las chinas, que más recurren al soborno para
crecer en el mercado exterior.
Para tener empresas que fabriquen productos
exportables de alto valor añadido necesitamos más ingenieros de todas
clases, técnicos, especialistas, cuadros medios, informáticos. Y esto arranca
de una buena formación básica
anterior, la enseñanza obligatoria. No se puede seguir viviendo del turismo y
la construcción.
Se han achacado otras causas
para el elevado paro español: la reducida movilidad geográfica, la elevada prestación
por desempleo, la rigidez del mercado laboral, la dificultad para ser
emprendedor… causas ellas que parecen de menor incidencia y alguna discutible
tras la última reforma laboral.