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26 de mayo de 2015

BURBUJA INMOBILIARIA, CRISIS ECONÓMICA, DESIGUALDAD, PARO PERPETUO

En principio, resulta difícil de creer que la gran burbuja inmobiliaria que hemos sufrido haya sido, en realidad, una operación diseñada por el selecto grupo de mandatarios que dirige la economía patria, para lograr, vía crisis económica, la modificación sustancial del mercado de trabajo, abaratando costes de despido y contratación, precarizando la mano de obra y transvasando empleos fijos a eventuales. Así el coste del factor trabajo disminuiría en el conjunto de los costes totales, elevando el beneficio. Y además, de rebote, bancos, inmobiliarias o políticos, entre otros, pudieron forrarse.

Difícil de creer, pero posible. En condiciones económicas normales no hubiera sido posible imponer un plan de estabilización tan potente como el que se ha ejecutado. Pero sí sería factible cuando las clases trabajadores estuviesen tan temerosas de perder su empleo, ver reducidos sus salarios (véase Reforma Laboral) o verse en el paro, que admitiesen rebajas sustanciales en sus retribuciones y derechos.

Conviene al grupo arriba aludido pues, que la actual situación se prolongue el mayor tiempo posible. Y así parece que va a suceder, a tenor de las previsiones económicas para el próximo lustro: el supuesto crecimiento del PIB sólo irá reduciendo el empleo de forma muy lenta, un empleo nuevo de bajos salarios. También condenará el desempleo perpetuo a los parados de más de 50 años.

Con todo, el sistema financiero internacional empieza a encontrarse incómodo con burbujas como las soportadas. En un documento del Foro Económico Mundial se reclaman medidas para “mejorar la estabilidad financiera” y se apuesta por reforzar la regulación. Particularmente, se aboga por limitar las ratios de endeudamiento en épocas de bonanza, ya que la morosidad menoscaba grandemente sus cuentas de resultados.

De seguir en la senda descrita en el primer párrafo, la economía española generará más y más desigualdad. Pero la propia OCDE ha advertido que ésta tiene un efecto negativo en el crecimiento y en la productividad. Y podría añadirse: menor consumo interno y menor PIB.


El incremento del empleo precario observado en los últimos años en los países desarrollados ha movido a la OIT a pedir más protección social para este tipo de empleo. Oficialmente –la realidad, contando con el empleo sumergido sería mayor- el empleo temporal en España es del 19,1% del total, frente al 5,2% de Reino Unido, el 8% de Dinamarca, el 9,9% de Italia o el 11,9% de Alemania.

17 de mayo de 2015

VERDADES Y MENTIRAS DE LAS ENCUESTAS POLÍTICAS

Ahora muchos dicen que las encuestas se equivocan, a tenor de lo acontecido en los recientes comicios del Reino Unido.
A pesar de que no ser un defensor a ultranza de aquellas, se debe aportar algún argumento que avale su relativa fiabilidad. Daremos tres.

En primer lugar, toda encuesta reconoce un margen de error (por ejemplo, +/- 3%), lo que ya nos da una idea de que las cifras ofrecidas bien pudieran tener una oscilación de ese calibre. Cuanto más pequeña sea, mayor margen de error.

En segundo lugar, hay que considerar el tamaño de los que responden “no saben”, “no contestan” o no han decidido su voto. En el mencionado caso inglés, así como en la última encuesta del CIS, el porcentaje de ese grupo era del 35% al 40%. A la hora de la verdad, cuando todos o la mayoría de ese colectivo deposite su papeleta en la urna, la distribución de su voto será capital para mover significativamente los resultados definitivos. Si de ese 35-40% aludido, la mitad, por ejemplo, se decantase por una sola opción política, el mapa de resultados daría un vuelco. Por el contrario, se la distribución fuera uniforme, apenas tendría incidencia.

En tercer lugar, y como es asunto ya sabido, la encuesta refleja la opinión del electorado en un momento determinado. Y éste, como escribía hace poco Paul Krugman, “tiene corta memoria”, es decir, son muy influenciables por los acontecimientos inmediatamente anteriores a la fecha de la encuesta. De modo que hechos posteriores relativos a los partidos incluidos en el sondeo podrían arrojar resultados bastante distintos.


La demoscopia, el estudio de las opiniones, aficiones y comportamiento humanos mediante sondeos de opinión (del griego demos=pueblo y  scopeia = ver) no es una ciencia exacta, pero es bastante científica. Y la Ciencia, aun no siendo verdad absoluta, lo que hace es aproximarse mucho, a veces muchísimo, a ella.

3 de mayo de 2015

MEDIOCRIDAD

Quizá tenga razón Félix de Azúa cuando dice que España es un país "confictivo, antípatico,  agresivo, y, sobre todo, maleducado". A Raymond Carr, por su parte, le parecía enigmático y fascinante que un imperio hubiera llegado a la situación de pobreza y degeneración política, económica y cultural de la posguerra civil.

Acaso ambas opiniones estén, de algún modo, relacionadas. Es un tópico decir que el pecado capital español es la envidia. No soportamos que el vecino sobresalga sobre nosotros, y esa actitud promueve la mediocridad. Lo malo es que, en muchos casos, es precisamente esa mediocridad la que dirija la política y la empresa.

Resultado de imagen de severo ochoaEspaña es uno de los países europeos con más horas trabajadas al año, y no por ello es de los más productivos. Esto también conecta con la antes mencionada mediocridad: concretamente con la de la educación y su penoso estrambote, el abandono escolar. Sigue imperando la promoción de la lealtad perruna, y no la excelencia. Sigue en nosotros prevaleciendo el individualismo egoista, y no el espíritu cooperativo.

La mediocridad es la norma. ¿Cuantos premios Nobel -instituidos en 1895, hace la friolera de 119 años, posee España? Ocho, seis de literatura. Dos son de ciencias: Ramón y Cajal y Severo Ochoa.
¿Cuantos premios Nobel de ciencia desde 1959? Ninguno. ¿Cuantas Universidades españolas han producido algún premio Nobel de ciencia? Dos: la Complutense (Severo Ochoa) y la de Zaragoza (Ramón y Cajal).