En realidad, las nuevas formas de hacer política son un fenómeno social en toda Norteamérica y Europa. La deslegitimación de la clase política y las posibilidades de las nuevas tecnologías de la comunicación están impulsandonuevos canales de participación política que aprovecha cada vez más gente. "Los colectivos que tradicionalmente intentan influir en política -explica Vicky Bolaños, redactora de la web Qué hacen los diputados y una de las impulsoras de Polétika- llevan años en las redes y fuera de ellas presionando para incidir [en las regulaciones]. Sin embargo, desde 2011 hemos observado un incremento cada vez mayor de proyectos e iniciativas ciudadanas que usan la web y aplicaciones para generar herramientas para la participación y el empoderamiento ciudadano, aumentar el conocimiento de las personas sobre los asuntos públicos, disminuir la desigualdad social o mejorar la responsabilidad pública y la transparencia".

Según explica Antoni Gutiérrez-Rubí, director de la consultora de comunicación pública Ideograma en el excelente libro "El Lobby en 

España", "la sociedad no sólo está más informada (y decepcionada) que nunca, sino que ahora dispone de más medios para compartir su malestar e influir directamente en el espacio púbico. Y lo hace de manera colectiva, con la fuerza y el poder de la multitud. Se está extendiendo toda una nueva generación de herramientas de observación, monitorización y presión ciudadana de la acción pública sin precedentes. La política vigilada es parte del preámbulo del lobby ciudadano".

“Vigilar y presionar a los candidatos para que pongan a las personas en el centro de las decisiones políticas“ es el lema de Polétika, la web promovida por más de 500 organizaciones sociales que hace un  seguimiento analítico de las declaraciones y posicionamientos de los principales políticos nacionales (Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglésias, Alberto Garzón y Andrés Herzog) en medios convencionales, en sus redes sociales, en el Parlamento o en los programas electorales de sus partidos. El resultado de ese análisis son una especie de emoticonos en verde, rojo o amarillo, según la calidad y claridad de sus políticas sociales, y explicaciones sobre sus posiciones. "A través de la plataforma -explica Alba Gutiérrez, redactora de Access Info y de Polétika-, queremos vigilar y presionar a los candidatos y a los partidos políticos para que las personas estén en el centro de las políticas y alcanzar una sociedad más justa y menos desigual".

Herramientas de participación y presión

Pero, presionar, ¿cómo? Otras herramientas de participación social en política 

-como Change.org- conectan las peticiones ciudadanas con el correo electrónico público de los reguladores implicados, además de la difusión que den a las peticiones los medios de comunicación y los social media. Polétika, en cambio, se apoya en las redes sociales más conocidas (Twitter y Facebook) para conectar las demandas de la gente con los líderes políticos o con sus partidos. Todos podemos difundir en nuestros perfiles sociales y en los de los líderes y partidos lo que falla o lo que falta en sus propuestas de sanidad, educación, justicia fiscal o transparencia. "Queremos que los ciudadanos participen y presionen a los candidatos", concluye Alba Gutiérrez.

Porque las redes sociales son un nuevo espacio de diálogo entre la sociedad y sus políticos más allá de los anquilosados y escasos canales de participación. "La gente estaba interesada en política -matiza José Manuel Sánchez Duarte, profesor de Opinión Pública y Comunicación Política de la Universidad Rey Juan Carlos- pero sin participar en ella porque no encontraba formas de activarse en determinadas organizaciones sin canales de participación. Desde 2008, pero, sobre todo, desde el 15-M [de 2010], cada vez más personas han encontrado en Internet un cauce de desarrollo de una nueva militancia que algunos llaman ciudadanía en stand-by o subactivismo".
Particularmente, Twitter se ha convertido en un nuevo campo de debate 

político y, por tanto, de lobby ciudadano a nuestros políticos. Por distintas razones, un gran número de políticos en España (y en el resto de países desarrollados, empezando por Estados Unidos y su "tuitero" Presidente Obama) tienen un perfil en Twitter. Según el Digital Policy Council, tres de cada cuatro dirigentes del mundo tienen página en Twitter.

Ahora, podemos establecer un contacto con el regulador mediante mensajes directos de Twitter, menciones para que aparezcan en el perfil del personaje o animando a que la gente escriba lo que piensa de él y de sus políticas. Y, si todo esto lo hacemos cuando el ministro de Industria, por ejemplo, está hablando en directo por televisión, mucho mejor.

Change.org

La recogida digital de firmas en apoyo a nuestras demandas es, probablemente, el más importante y consolidado canal de comunicación entre la ciudadanía y el regulador. Son una variante de la recogida de firmas en manifestaciones y demás actos públicos, pero mucho más cómoda, económica, masiva y rápida. Según explica Antoni Gutiérrez-Rubí en el libro colectivo "El Lobby en España", "la movilización ciudadana a través de la red ha encontrado, con la aparición de algunas plataformas tecnológicas, el vehículo que ha facilitado que la población se dote de un poder del que antes carecía. Y se están articulando como nuevas formas de poder en ellas mismas, como herramientas de democratización social y empoderamiento ciudadano".
"Oiga. me, Change.org o Avaaz.org -ejemplifica el capítulo del experto en lobby- son plataformas independientes, sin ánimo de lucro y desarrolladas en código abierto, que canalizan los flujos de participación y que permiten organizar peticiones on line y campañas de apoyo, actuando, como catalizadores de demandas y peticiones, y facilitando el contacto directo de los ciudadanos con los responsables y representantes de gobiernos, empresas o cualquier otro tipo de autoridad".

Además, estas plataformas de recogida de firmas se integran cada vez mejor enredes sociales, contribuyendo a la viralidad de algunas demandas especialmente exitosas. Change.Org, por ejemplo, se vincula a Facebook y te avisa cuando un "facefriend" firma alguna petición. Y, si la campaña va teniendo éxito, la propia Change.org se encarga de publicitarla a través de los medios convencionales o de su impresionante base de datos de personas ciberactivas. Así, la campaña escogida.tiene más visibilidad y capacidad de presión, pero Change.org tambíen gana en visibilidad y atractivo. Todos ganan.

Kuorum.org y Osoigo.com

Kuorum.org es otra novedosa herramienta de participación que permite a los

políticos la colaboración de los ciudadanos para llevar a cabo mejores proyectos regulatorios. Es una web de ciberactivismo, como Change.org, pero, aquí, la iniciativa corresponde a los políticos, algunos de los cuales tienen cuentas Premium que sostienen económicamente a la empresa.

Según detalla una presentación de ellos mismos, "Kuorum.org es una empresa tecnológica cuya misión es mejorar la comunicación entre políticos y ciudadanos. Su plataforma aspira a ser el canal preferente para políticos que quieran construir su marca en Internet. Esta organización propone una nueva forma de hacer política en la que los cargos electos involucren al ciudadano en la toma de decisiones. Además, hace hincapié en la transparencia de las relaciones entre cargos públicos y grupos de presión". "Sólo los políticos con una cuenta verificada de Kuorum.org puede publicar sus proyectos. Después, ciudadanos y organizaciones los votan y hacen propuestas de mejora por un tiempo limitado", explican.
Las propuestas ciudadanas siempre van asociadas a un proyecto político, identificado por un hashtag único. Los usuarios impulsan las propuestas que más les gustan, de manera que éstas se jerarquizan democráticamente. Finalmente, los políticos pueden debatir las propuestas ciudadanas o apadrinarlas, comprometiéndose, eso sí, a llevarlas a cabo.
En otras palabras, Kuorum.org busca “dar a ciudadanos y pequeñas organizaciones la posibilidad de hacer un lobby transparente y en igualdad de condiciones con las grandes multinacionales”, explcia Matías, uno de los fundadores junto a sus compañeros Chema e Iñaki. Esto es, generar un mayor diálogo entre políticos y ciudadanía en una era en la que la llamada política 2.0aún parece limitarse a tuits y retuits.
Osoigo.com incide igualmente en esa comunicación entre representantes y representados que tanto ha faltado a la polítca española en los últimos 20 años. Consiste en un portal de preguntas y respuestas diseñado con el objetivo de facilitar, agilizar y organizar la conversación entre los políticos y los ciudadanos. Se basa en un sistema de apoyos que jerarquiza las preguntas en las que coincidan más personas. Cada político fija un número de apoyos, y se compromete a responder a todas las preguntas que consigan rebasar dicho umbral.
Hoy, Osoigo es un referente en la comunicación pública con 440 políticos de 35 partidos con representación en España. En el transcurso de un año se han realizado 10.000 preguntas por los miles de usuarios registrados en la plataforma. Recientemente, se ha incorporado Ágora, una plataforma donde se organizan debates monográficos en colaboración con medios y asociaciones. Su peculiaridad reside en que las preguntas se formulan a más de un político, de tal modo que las respuestas se pueden comparar.