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29 de febrero de 2020

LA VACUNA DEL CORONAVIRUS


En el Centro Nacional de Biotecnología (CNB,Madrid) ya se están dando los primeros pasos para desarrollar la vacuna contra el virus de Wuhan, a la espera de los permisos del Ministerio de Transición Ecológica para poder manipular dicho microorganismo.

Van a comenzar un proceso que pasa por rescatar al virus: generarlo en el laboratorio a partir de su secuencia genética, sin necesidad de obtenerlo de un humano. Un equipo de científicos en Texas, Nueva York y China también está trabajando en una vacuna, según el Dr. Peter Hotez, científico de vacunas del Baylor College of Medicine en Houston.

Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV). Un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se había encontrado antes en el ser humano.

Con este nuevo coronavirus  (denominado 2019-nCoV) “todavía no se puede saber qué pasará”, afirma la viróloga Isabel Sola. Por ahora no hay duda de que la vacuna es el objetivo, algo que, fuera de China, solo una decena de laboratorios en todo el mundo tiene capacidad para lograr. Uno de ellos el español.

Rescatar un virus es nada menos que crear en el laboratorio un ente biológico del todo funcional partiendo casi únicamente de una secuencia de letras, las famosas A, T, C y G, que designan las moléculas del material genético.

El proceso empieza por obtener una copia del material genético del virus, pero en su versión ADN. La información genética de los coronavirus está en forma de ARN, una molécula que no se puede cortar y pegar a voluntad; por eso antes hay que traducirla a ADN, algo que el grupo de Luis Enjuanes, Jefe del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología, consiguió hacer por primera vez con coronavirus hace dos décadas.

Ahora aplicarán el mismo método desarrollado entonces, y para ello han encargado ya a una compañía estadounidense la síntesis química de fragmentos pequeños del genoma del coronavirus, en versión ADN. Cuando lleguen, dentro de unas semanas, procederán a ensamblarlos “como en un puzle”, explica Sola.

El resultado será un genoma de ADN que funcionará como un virus. Si se infectan células con él estas empezarán a producir coronavirus. Los investigadores tendrán virus rescatados sin haber tratado jamás con un enfermo. Los investigadores tienen que trabajar con este virus en un laboratorio de seguridad donde se cubren por completo y utilizan sistemas que filtran el aire que respiran.

Con la versión ADN del coronavirus los investigadores pondrán en marcha la estrategia para hacer la vacuna. Primero identificarán los genes responsables de causar la enfermedad y los eliminarán para “hacer una variante atenuada del virus”. El fin es activar la respuesta inmunitaria del organismo, pero sin hacerlo enfermar. Lo siguiente será infectar animales con este virus atenuado y ver si efectivamente los protege frente al original.

El trabajo llevará bastantes meses y no será fácil, con muchos puntos críticos en que algo podría fallar. La cooperación entre grupos internacionales resultará indispensable y convivirá con una inevitable sensación de carrera. Sola cree que su grupo podría llevar cierta ventaja. El nuevo coronavirus y el SARS se parecen tanto, que se espera que la proteína usada en la vacuna experimental contra el SARS también funcione ahora.

Los ensayos de la vacuna en personas son, obviamente, el último paso, que no puede recaer sobre un único laboratorio. En esa fase participarían no solo otros grupos de investigación sino también compañías especializadas. De ahí la importancia de consorcios internacionales como el que se está formando, y del que aspira a formar parte el grupo del CNB.

La mayoría de los muchos coronavirus conocidos infectan a animales. Para Sola y sus colegas a veces es difícil explicar la necesidad de estudiarlos, pero ahora está claro. El 2019-nCoV, como el SARS, viene de los murciélagos; lo que no se sabe aún es si antes de su salto a humanos pasó por otra especie.