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29 de junio de 2012

LA INADAPTACION NO SIEMPRE ES MALA


Tiene muy “buena prensa”, por así decirlo, valorar positivamente, en general,  la capacidad de adaptación. Es bien sabido que las especies que en nuestro planeta lograron sobrevivir lo hicieron porque supieron adaptarse a las sus condiciones, lo cual es muy lógico: el medio natural manda, es mucho más poderoso que el hombre. Así, adaptación es un vocablo aceptado por todos como bueno.


Pero no siempre...

La adaptación en el ámbito de los sistemas sociales puede ser una estrategia para que los ciudadanos interioricen y acepten, sin cuestionar, los esquemas impuestos. Las personas se adaptan a los sistemas, eso es bueno para el sistema, y  aún mejor para sus élites. Pero si el sistema no es justo, dicha cualidad adaptativa podría no ser buena.

Hubo muchas veces en la historia de la humanidad personas que, al inadaptarse, hicieron progesos en la misma.  Por ejemplo, Albert Einstein que, durante su enseñanza secundaria tuvo problemas de adaptación a la disciplina académica de la época,  y sin embargo, revolucionó la física después al proponer y probar conceptos discrepantes de los que generación tras generación se habían postulado.

Por ejemplo, Marcelino Camacho –aún recuerdo cuando tenía doce o catorce años la pintada en la pared de mi instituto que decía: “libertad para Camacho y sus compañeros”, y yo no sabía entonces quien era Camacho- , que no quiso adaptarse a las normas que Franco había impuesto. Por ejemplo, también, hoy en día muchos sacerdotes  –y algunos obispos- que no se adaptaron a los criterios de la  iglesia oficial y andan perdidos en aldeas del Tercer Mundo ayudando, de verdad, a los pobres.

Esta clase de inadaptados impulsa el avance de la humanidad, y no siempre son reconocidos. Habitualmente pagan un precio –en forma de incomprensión, aislamiento, cárcel…- por su disidencia, pero más tarde todos se acaban beneficiando de su obra. Así es la vida.

18 de junio de 2012

RECORTES ABSOLUTAMENTE INNECESARIOS


La Comunidad de Madrid tuvo que reconocer haber registrado un  déficit en 2011 del 2,21 por ciento del Producto Interior Bruto frente al 1,13% previsto lo que suponía un desfase de más de dos mil millones de euros. El consejero económico Percival Manglano ha explicó entonces que la cifra de déficit de 2011 había sido superior a la anunciada con los datos provisionales, entre otras razones por "el desplome de ingresos generados por la recaída de la economía española" y porque la Comunidad "ha mantenido los gastos sociales prioritarios", además de la puesta en marcha del plan de pago a proveedores.

Y estos “pequeños errores" contables son los responsables de la oleada de recortes que ciudadanos y empleados públicos vamos a sufrir. 

Esperanza Aguirre, es presidenta desde mayo de 2003, luego lleva ya nueve años en el cargo, la funcionaria número uno, tiempo suficiente para haber guardado algo de los fabulosos años del ladrillo en previsión de tiempos peores. Por desgracia, fue cigarra, no hormiga.

Por otro lado, Aguirre ha sacado de las arcas de la Comunidad de Madrid casi 740 millones desde que accedió a la presidencia en 2003 para compensar las pérdidas anuales generadas por Telemadrid. En los últimos cuatro años, la cadena pública ha costado a los madrileños más de 100 millones de media por ejercicio.

El pasado día 7 de junio Aguirre declaró: "Hemos tomado un criterio: mejor rebajar los sueldos que echar a la calle a los 40.000 interinos que tiene la Comunidad Autónoma de Madrid”, en la rueda de prensa posterior a la aprobación del proyecto de ley. Estas declaraciones eran una cortina de humo. No parece nada probable que llegara a tomar tal medida, entre otras cosas, porque hay hospitales y unidades casi enteras que están compuestas sólo por interinos. Así, algunos ingenuos podrán pensar: que buena doña Esperanza, ha salvado 40.000 empleos.

Frente a tanto recorte, de lo que no se habla es de aumentar los ingresos. Javier Díaz Toril, del Sector Autonómico de CC OO Madrid, Díaz Toril aseguró que "si la Comunidad de Madrid cobrase impuestos sobre el patrimonio recaudaría unos 700 millones de euros y así no tendría que imponer a los trabajadores bajadas de salario o aumentos de jornada". Está claro.

Y aún así, cada vez está más claro que la gestión económica de la Comunidad de Madrid no ha sido nada ejemplar. Nos enteramos de que  La deuda de la Comunidad de Madrid aumentó un 17,4%  interanual en el primer trimestre del año, hasta situarse en los 16.572 millones de euros (8,7% por ciento del PIB regional), la cifra más alta de toda la serie histórica, según datos del Banco de España.

La comunidad autónoma con mayor volumen de deuda en 2011 fue nuevamente Cataluña, con 42.000 millones de euros, cantidad que representa el 28,9 por ciento del total de la deuda acumulada en el conjunto de las comunidades.   Detrás de Cataluña, se situó la Comunidad de Madrid (16.572 millones de euros), que ocupó el segundo lugar por delante de la Comunidad Valenciana, cuya deuda ascendió a 15.373 millones de euros. Entre las tres acumulan el 50,9 por ciento del total del endeudamiento regional.

NOTA PARA LOS INTERINOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID A LOS QUE SE QUIERE REDUCIR EL 10% DE SALARIO:

Según han precisado fuentes de la propia Comunidad, el ahorro total anual de esta medida sería de apenas 17,5 millones de euros. 

A continuación léase la nota de la agencia Europa Press:
MADRID, 28 (EUROPA PRESS).
"El ente público Radio Televisión Madrid aumenta casi en un 7 por ciento su presupuesto de gastos en 2012 y pasa de los más 158 millones de euros del año actual a superar los 169 millones en el próximo ejercicio, según consta en el proyecto de Presupuestos Generales de la Comunidad."
Ahora, sáquense las conclusiones que se crean pertinentes.

8 de junio de 2012

A QUIENES ROBAN CUANDO ROBAN LOS QUE ROBAN


Simplificando, nuestra crisis (cuya responsabilidad básica hay que situar en el sector financiero) es un agujero económico mayúsculo. Dinero perdido. Dinero que hay que reponer. Pero ¿quién lo repone?

Lo lógico sería decir: los responsables. Eso sería lo lógico. Pero lógica y realidad a menudo no coinciden. Se da la circunstancia de que los responsables de las cúpulas financieras y políticas no están por la labor de pagar, ni económica ni judicialmente ni de ninguna otra forma. Han pensado que mejor paguen otros, concretamente el resto de la población. Nosotros. Lo hacen, lo están haciendo y lo harán, porque pueden. Porque tienen poder y medios para hacerlo. Y además se sienten legitimados por haber sido respaldados, en la mayoría de los casos, por el voto en las urnas. A quien Dios se la dé…

Un pequeño ejemplo que causa perplejidad, de todo esto es el del exmiembro del consejo de administración de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) José Enrique Garrigós, que dijo que no estaba "preparado" ni tenía "tiempo" para revisar los balances sobre las cuentas de la entidad que les presentaba el equipo directivo. También manifestó que era un empresario “normal y corriente” y que no estaba cualificado ni tenía tiempo para revisar los balances. Entonces ¿por qué aceptó el cargo? Es desvergüenza decir lo que ha dicho, es de una caradura superlativa. Sabemos por qué aceptó el cargo –y los correspondientes emolumentos-: por hacer nada.

Otra perla. Dice el señor Losantos que sobra un millón de funcionarios –entiéndase empleados públicos en general-, pero no explica el ínclito propagandista de dónde saca tan redonda cifra. Hacer tal cosa sería suprimir casi un 30% del personal público, nada más y nada menos.

Considerando que en Sanidad y Educación se concentra la mayor parte de los empleados en nómina pública, un recorte de ese calibre supondría, inevitablemente, cerrar hospitales, centros de salud, colegios, institutos, parques de bomberos, comisarías de policía, y un largo etcétera. Con los recortes ya efectuados, las plantillas de los servicios esenciales están bastante ajustadas, y de sobrar funcionarios sobran altos cargos y asesores, y por qué no decirlo, cierto número de “espabilados” (que hay que decirlo,  en todas partes hay) cuya cifra, en comparación con el total, es bastante escasa.
¿Es que se solucionaría el problema financiero-inmobiliario por echar a la calle a un millón de funcionarios? Obviamente no. ¿Y es problema del paro? Todo lo contrario, tendríamos seis millones y medio de parados. ¿Por qué este constante odiar al empleado público del señor Federico cuando podría dirigir sus dardos, y no sus alabanzas, a la señora Aguirre, que es empleada pública casi desde que acabó sus estudios?