Las últimas
noticias indican que Estados Unidos está avanzando rápidamente hacia el
desarrollo de las vacunas Covid-19.
Pero bajo un presidente cuyo lema es "América Primero", los expertos
en salud pública se preocupan. No sería raro que ese país tratara de acaparar los suministros iniciales.
Bajo el
nombre "Operation Warp Speed", anunciada el 15 de mayo, la
administración Trump espera tener 300 millones de dosis de vacuna listas para
uso doméstico para enero de 2021. “Es una tarea masiva entre científicos,
industria y la logística que no se ha visto en el país desde el Proyecto Manhattan", declaró Trump. Ese resultado satisfaría en gran
medida las necesidades domésticas en los Estados Unidos, dicen los expertos,
pero significaría priorizar a las
personas de bajo riesgo en uno de
los países más ricos del mundo sobre trabajadores de salud de alto riesgo y otras poblaciones
vulnerables en otras partes del mundo.
Por ello, más
de 140 líderes mundiales y otros dignatarios firmaron una carta abierta a todos
los gobiernos exigiendo que las vacunas Covid-19 sean consideradas un "bien global" para ser compartidas
equitativamente.
No es posible
saber cuál de los candidatos a vacunas actuales en desarrollo demostrará ser
efectivo y llegar al mercado. Estados Unidos, junto con China e India, parecen estar preparados para tener el primer acceso
a las vacunas, y tendrían también una alta
capacidad de producción. En el caso de China, la agencia France Press informa que ha iniciado su primer ensayo clínico en humanos para
probar una vacuna contra el coronavirus Covid-19 con 108 voluntarios que tienen
entre 18 y 60 años y serán sometidos a un seguimiento los próximos seis meses. Si el país asiático lograra ser el primero en
lograr una vacuna eficaz, no sería raro que hiciera como Estados Unidos,
priorizando a sus ciudadanos.
Existe el
precedente de 1976, cuando se produjo la peste
porcina, cuando Estados Unidos afirmó que no permitiría a los productores
de vacunas exportar sus productos. Si bien los norteamericanos están siendo los
más directos acerca de su intención de satisfacer primero las necesidades
domésticas, los expertos creen que muchos países pueden sucumbir al mismo tipo
de presión.
Scott Dowell, subdirector de vigilancia y epidemiología de la Fundación Bill y Melinda Gates, ha
manifestado que la fundación está trabajando para tratar de garantizar que los
países sin capacidad de producción tengan acceso a la vacuna Covid-19. Uno de
sus enfoques es apoyarla en países pequeños, lugares como Singapur o Suiza, de
modo que, incluso, si la producción se nacionaliza, las necesidades locales se
cubrirían rápidamente, después de lo cual podrían comenzar las exportaciones de
vacunas.
Lo cierto es
que vacunar a todos los ciudadanos de unos pocos países no resolverá los problemas económicos de esas naciones.
Si la pandemia continúa en la mayor parte del mundo, los viajes globales
seguirán interrumpidos, las cadenas de suministro rotas y las economías
destrozadas. “Este es un problema global y requiere una solución global ",
declaró Seth Berkley, CEO de GAVI
(The Vaccine Alliance, la Alianza de Vacunas).
"Es el
trabajo de los países y los líderes políticos proteger a su propia gente y
ciertamente lo entiendo", agregó Berkley. "Pero también es tener una
visión a más largo plazo y comprender la naturaleza global de las enfermedades
infecciosas, así como la naturaleza global de la ciencia". "Si
nacionalizamos la ciencia, no la optimizaremos", dijo.