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16 de mayo de 2016

JIMENEZ LOSANTOS, DE UN EXTREMO A OTRO CON LACAN AL FONDO

Tal vez pocos, o no tan pocos, sepan que Federico Jiménez Losantos, hoy esforzado paladín de la derecha ultraliberal, militó durante el franquismo en un par de organizaciones clandestinas de la izquierda antifranquista: la Organización Comunista de España (Bandera Roja), de ideología maoísta, y en el Partit Socialista Unificat de Catalunya, de ideología comunista. En las siguientes líneas biográficas se hallan los hitos que, posiblemente marcaron su viaje ideológico de ciento ochenta grados.

Había estudiado Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza terminando de licenciarse en Barcelona. También le interesó sobremanera el psicoanálisis –lo estudió con el argentino Óscar Masotta, el introductor de la enseñanza y la práctica de Jacques Lacan al castellano- y fue uno de los fundadores de la Biblioteca Freudiana de Barcelona.

En mayo de 1978, junto con Alberto Cardín, fundó y dirigió la revista Diwan, una publicación dedicada al pensamiento sobre política, filosofía, literatura y psicoanálisis. En ella también colaboraban Biel Mesquida (uno de los primeros escritores, junto a Cardín, que se atrevieron con la temática gay en España) y Javier Rubio. Es en ese momento cuando Jiménez Losantos explica su ruptura con el marxismo y su evolución respecto al psicoanálisis. La palabra diván procede del árabe clásico dīwān, mullido asiento que, como es sabido se asocia inmediatamente, con el psicoanalismo.

Cabe recordar la influencia de Lacan en Laclau, referencia del postmarxismo y teórico del populismo o Zizek, psicoanalista, filósofo y teórico marxista. El nombre de “izquierda lacaniana” ha adquirido un creciente reconocimiento como herramienta en la actual reorientación de la teoría y el análisis políticos modernos.

Ya en la Transición, entró a militar en el Partido Socialista de Aragón (un partido fuera de la órbita del PSOE), siendo, asimismo, colaborador del diario “El País”, donde protagonizó un sonado duelo dialéctico con Fernando Savater. Ante las primeras elecciones autonómicas en Cataluña, en 1980, se planeó la presentación de Losantos como cabeza de cartel, aunque finalmente la candidatura no llegó a formalizarse debido a la oposición del PSOE oficial.

En1981, fue secuestrado por la organización terrorista catalana Terra Lliure y, tras recibir un disparo en una rodilla y ser abandonado atado a un árbol, fue liberado por la policía.


Ese mismo año obtuvo el I Premio de Ensayo de la editorial de izquierdas El Viejo Topo por su obra “La cultura española y el nacionalismo”, donde criticaba al nacionalismo catalán y defendía los derechos culturales de los hispanohablantes. Poco después abandonó Cataluña, trasladándose a Madrid, comenzando a colaborar en Diario 16, donde llegó a ser jefe de la sección de Opinión. En 1987 fichó como columnista de ABC: el viaje ideológico había terminado.

6 de mayo de 2016

CELA, DE DELATOR FRANQUISTA A REPUBLICANO Y EDITOR DE ESCRITORES EXILIADOS

Es de sobra conocida la simpatía juvenil del Premio Nobel de literatura Camilo José Cela –uno de los pocos que tenemos, y desde 1989 ninguno- por los vencedores de la Guerra Civil.

La contienda estalló mientras él estaba en Madrid, ya cumplidos los 20 años (había nacido en 1916).  Cela, escapó a la zona sublevada y se alistó como soldado, fue herido y hospitalizado en Logroño.


Dos años después le hallamos en La Coruña, enviando una especie de solicitud, fechada el 30 de marzo de 1938, al Comisario General de Investigación y Vigilancia de la dictadura, ofreciendo sus servicios como delator. Lo cierto es que no se sabe si fue aceptada, documento que podemos ver a continuación:


Acabada la conflagración, comenzó a colaborar en la prensa madrileña, ya cumplidos los 22 años. Cinco  más tarde (entre 1943 y 1944, poco después de publicar “La familia de Pascual Duarte”), trabajaba como censor en las oficinas de la “Sección de Información y Censura del Glorioso Movimiento Nacional”, paradoja llamativa, pues no pocas de  sus obras fueron después censuradas.

Según dicen sus biógrafos más benignos, Cela, sobre todo, albergaba la intención de medrar, caerle bien al Régimen franquista y mitigar sus estrecheces económicas. Así, publicaba en diario “El Alcázar” (8-12-1949) un sentido artículo, “A pie y sin dinero. Loa en el arma de infantería en el día de su patrona” que, desde la perspectiva actual, resulta patético: “La guerra no es triste porque da salud (…) la guerra no es triste porque levanta las almas”, llega a decir. Ningún oficio es más bonito que el de capitán de infantería, artesano del valor heroico, orfebre del valor estoico” afirma.

Como antes se apuntaba, varias editoriales de prestigio rechazaron los originales de “Pascual Duarte”, acabándose por editar, finalmente, en Burgos en 1942, aunque una edición posterior de la misma imprenta fue prohibida en Madrid por la censura, que la consideró “contraria a las buenas costumbres”. Una de sus obras más conocidas, “La colmena”, se editó primeramente en 1951 en Buenos Aires, ya que la censura había prohibido su publicación en España.

En 1955, con 39 años, se instaló en Palma de Mallorca, fundando al siguiente año la revista "Papeles de Son Armadans”, que se autodefinía como un proyecto de «reconciliación», un puente “entre la España vencedora y la derrotada” y  "la primera revista liberal de la posguerra". En una carta a Emilio Prados la calificó como una "sosegada esquina de la historia de España en la que los españoles de buena voluntad podamos hablar, sin gritar, y entendernos y hacernos entender".

De este modo, contacta con diversos escritores españoles exiliados, con una primera presencia de José Ferrater Mora en 1956. Posteriormente colaboraron Américo Castro y Luis Cernuda (1957). En 1958, Emilio Prados, Rafael Alberti, Jorge Guillén y Max Aub. Y en años inmediatamente posteriores, Manuel Altolaguirre, Francisco Ayala, Ramón J. Sender, Corpus Barga, León Felipe y María Zambrano. También fueron frecuentes las colaboraciones en gallego y catalán.

Según señala el escritor Eduardo Chamorro, responsable del libro “Camilo José Cela. Correspondencia con el exilio”, “Cela les pedía poemas, artículos, relatos, para publicarlas en su revista (eso sí, sin pagarles); Alberti, por ejemplo, llegó a publicar dos poemas; que un Alberti, paladín de la izquierda y el comunismo, estampara su firma en una revista editada en la España de Franco era algo más que imposible. Pero con Cela de por medio no había nada imposible. Además, uno de sus deportes favoritos  era burlar a la censura”.

Tampoco hay que descartar que, según otras opiniones, el mostrar un supuesto talante liberal, cuidadosamente calculado, lo que buscaba realmente era promocionarse más allá de la España oficial, sospecha que ocasionó que Sender y Cernuda acabasen mal con el Nobel gallego.

José Manuel Caballero Bonald, primer secretario de redacción de “Papeles de Son Armadans” señalaba que “hubo, sin embargo, un tácito acuerdo entre él como director, y yo, que empecé siendo secretario de redacción y me encargué un poco de la búsqueda y filtración de colaboraciones. Quiero creer que eso le dio a la revista desde un primer momento un carácter que no se había previamente planeado: el de ser un poco un vehículo expansivo de ideas habitualmente proscritas”.

Según Jose Carlos Llop, relevante escritor mallorquín, “en la revista también encontraron cobijo tanto autores locales en escribían en catalán, figuras internacionales y poetas trasterrados” (…) resulta imposible no mencionar siquiera hasta qué punto fue una gran revista, la gran publicación española moderna de literatura, a través de la cual tramó una red de contactos que luego le resultarían de extraordinaria utilidad en el futuro”.

Cela joven
En 1959, con 43 años, publicaba “Primer viaje andaluz. Notas de un vagabundaje por Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y sus tierras”, y a lo que parece sus ideas políticas habían cambiado un tanto. Así, podemos leer:

“El vagabundo, que si fuera navarro sería carlista, pero como no es más que gallego, se conforma con ser republicano federal” (página 26, Editorial Noguer, 1ª edición, diciembre de 1959). En la misma página, antes, habla de “la vieja lengua del anciano Euzkadi”.


Después devino en demócrata, siendo elegido senador –por designación real- en las primeras Cortes Generales de la democracia (1977).