Como podemos apreciar en el gráfico, las encuestas publicadas
pudieron predecir, grosso modo, el
resultado de las elecciones generales, teniendo en cuenta si dicho resultado se
situaba dentro de la horquilla que ofrecían.
Solo en el caso del PP y Podemos erraron por cierto margen.
En el primer caso sobreestimaron y en el segundo se quedaron un poco cortos.
La predicción, en promedio, respecto a los bloques
(izquierda, PSOE más Podemos, y derecha, PP más Ciudadanos más Vox) se aproximó
bastante respecto al primero (-0,7), pero marró en el segundo (+3,2).
No se observa, por otro lado, que la fecha en que se hizo el
sondeo se haya correspondido con el recuento final. No por estar más cerca del
28 de abril acertaron más.
La encuesta el CIS sobrevaloró algo al PSOE (le dio 1,5
puntos más) y también al PP (medio punto). En cambio, a Ciudadanos le otorgó
2,3 puntos menos, y a Podemos 0,4, también menos. En cuanto a VOX, le atribuyó
1,6 puntos más que los que obtuvo.
No se puede hablar, por tanto, de fracaso de las encuestas.
Definieron bien el clima general de las intenciones del votante, aunque se
desviaron, en promedio, algo más que poco en el caso del PP, donde no
alcanzaron a ver la deserción de una parte de sus votantes.