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12 de diciembre de 2014

LA OTRA CARA DEL BANCO DE ALIMENTOS


Resultado de imagen de banco de alimentos españaMuchos han sido y serán los reportajes en radio, prensa y televisión loando la labor del Banco de Alimentos. Muchos voluntarios trabajan de buena fe (y gratis la mayoría, aunque alguien parece que sí cobra, pues hay un epígrafe de gastos de personal en las cuentas de 2013 que asciende a 474.205 euros) en esta ONG que socorre a los más necesitados. Pero esta es sólo una cara de la moneda. Hay otra menos amable.
El Banco de Alimentos está controlado por La Fundación Lealtad, una ONG creada en 2001 y gobernada, actualmente, por patronos institucionales como Banco Santander, Deutsche Bank, Fundación Villar Mir (del grupo del mismo nombre que opera en inmobiliarias como OHL, autopistas, y otros negocios), Fundación PWC (la firma líder mundial de auditoría) o Fundación Mutua Madrileña.

Figura como presidente Salvador García-Atance Lafuente, Doctor en Ciencias Económicas, Técnico Comercial y Economista del Estado, que fue Socio Fundador y Presidente de AB Asesores, empresa especializada en banca de inversión.

Otros patronos individuales son Laura Abasolo García de Baquedano Directora de Control y Planificación de Telefónica S.A. y miembro de su Comité Ejecutivo, Helena Revoredo Delvecchio, Presidenta de Prosegur y de la Fundación Prosegur y consejera de Banco Popular y de Mediaset, o Pedro Guerrero Guerrero, abogado del Estado y notario en excedencia.

En el capítulo de “financiadores” aparecen las empresas privadas que figuran en el grupo: además de las mencionadas antes, Inditex, Accenture, Banco Sabadell, Alcampo, Bankia, Bankinter, BBVA, Cepsa, El Corte Inglés, Ferrovial, Dia, Carrefour, Gas Natural, Repsol, entre otras.

Dos son los fines, confesados o no, de las fundaciones pertenecientes a estas grandes compañías: obtener desgravaciones fiscales y mejorar su reputación.

Resulta paradójico que algunos de los actores principales que provocaron el mayor fiasco económico de la Democracia (bancos y constructoras), y que abundan en el grupo Lealtad, pretendan ayudar con migajas a muchos ciudadanos, a los que hicieron pagar bien caros sus errores, sin tener la más mínima culpa.

Por otra parte, llama la atención el currículo de los dirigentes de la Fundación Lealtad: economistas especializados en finanzas, en banca de inversión, abogados, hasta un notario. Resulta chocante que no haya nadie relacionado ni remotamente con la gestión de ONG, expertos en el campo de la pobreza y la exclusión, psicólogos... más bien parece el consejo de administración de un banco o una multinacional.

Buena parte de los presidentes de los bancos de alimentos de España están vinculados al Opus Dei, según la organización Redes Cristianas. No es descabellado pensar que tales bancos constituyan una buena plataforma para difundir los principios de la Obra.

En un solo año el Banco de Alimentos mueve varios cientos de millones de euros en alimentos comprados por ciudadanos verdaderamente solidarios, sobre todo en hipermercados y grandes superficies, que de esta forma no necesitan costear la destrucción de sus excedentes.


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