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10 de diciembre de 2014

DILEMAS ÉTICOS DE LA NEUROCIENCIA

Los avances en la neurociencia están cambiando nuestra comprensión del cerebro. Así podrían abrirse las puertas al tratamiento potencial de trastornos previamente intratables, pero también plantean cuestiones éticas difíciles, como, por ejemplo si es admisible alterar los recuerdos o leer un mente. 

En términos más generales, estos avances en la investigación están planteando cuestiones que podrían invadir en los conceptos tradicionales de libre albedrío y responsabilidad personal, de acuerdo con los oradores en la reunión anual de la Sociedad Internacional de Neuroética, celebrado del 11 al 14 del pasado mes de noviembre en Washington.

El psicólogo Alan I. Leshner, ex director del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, que moderó una sesión sobre el futuro de la investigación en neurociencias y sus implicaciones éticas, dijo que los científicos deben anticiparse a las preguntas del público sobre lo que significa su investigación para los conceptos de "yo" y "el alma". "Cuando usted dice que la mente es el producto de una serie de eventos físicos y químicos la gente suele incomodarse”.

THOMAS INSEL
Thomas Inseldirector del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), señaló que, con alguna frecuencia, la neuroimagen y otras técnicas están siendo dudosamente utilizadas. Concretamente, los tribunales han visto un aumento en el número de acusados que argumentan que sus cerebros defectuosos eran los que tenían la culpa de sus crímenes, y, en algunos casos, esa circunstancia ha ayudado a reducir sus penas.

GEORGE KOOB
George Koobdirector del Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA), resaltó que no tiene ninguna respuesta fácil frente al argumento "mi cerebro me hizo hacerlo", pues existe alguna evidencia, de que las neuronas, en ciertos centros de comando del cerebro, están tomando decisiones incluso antes de que una persona se vuelva consciente de hacer una elección. La investigación sugiere que "momentos antes de darse cuenta de lo que va a hacer a continuación, su cerebro ya ha determinado lo que se va a hacer".

Una parte del cerebro que controla la autorregulación es la región medial ventral de la corteza prefrontal (situada en la parte frontal del cerebro, justo detrás de la frente). Los investigadores están descubriendo que dicha región está dañada o comprometida en alcohólicos y otros individuos que abusan de sustancias, así como en las personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT). Asimismo, se ha observado que no se desarrolla plenamente en el cerebro de los adolescentes, lo que puede conducir y explicar sus comportamientos de riesgo impulsivo y la toma de decisiones inadecuadas.

Cuando se trata de trastornos cerebrales en general, dijo Insel, es crucial identificar pronto los síntomas de las personas en riesgo. Sin embargo, hay una renuencia pública en relación con los esfuerzos para encontrar marcadores tempranos de los trastornos potenciales. Así, cuando los investigadores utilizan métodos de prueba y de imagen cognitivas para tratar de encontrar signos de alerta de trastornos cerebrales (como por ejemplo, el autismo o la esquizofrenia en niños y adolescentes) las personas involucradas se muestran muy inquietas. Los investigadores y los profesionales médicos deben sopesar los riesgos de etiquetar a un niño antes de tiempo en relación con los beneficios potenciales de una intervención preventiva.

Insel, mientras tanto, instó a tener una actitud humilde, y señaló que los científicos todavía conocen "mucho menos sobre el cerebro que del corazón, el riñón, el hígado o el pulmón".

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