La última reforma de las pensiones aplicada por el gobierno del PP retrasó –de forma progresiva, como
es sabido-, la edad de jubilación. Y, según los últimos datos publicados por la
OCDE, que recoge información de los
34 países más desarrollados del mundo, los varones españoles se jubilan a una
edad media de 62,3 años y las
mujeres a los 63,2 años.
Estas edades superan las mismas en Alemania (62,1 años en el caso de hombres
y 61,6 en mujeres), Francia (59,7 y
60 años respectivamente) o Italia
(61,1 y 60,5). En Portugal, también
tras la última reforma, los hombres se jubilan a los 68,4 años y las mujeres a
los 66,4.
Y hay otro dato interesante: el porcentaje de prejubilados
entre 53 y 64 años en nuestro país, la antesala
de la jubilación, ha descendido desde el 14% en 2005 al 11% en 2014. La
caída se ha producido sobre todo en varones, debido, probablemente, a los E.R.E.s realizados por empresas con
beneficios.
Hace una década, aproximadamente el 20% de los que
se encontraban entre 53 y 64 años se declaraba prejubilado o jubilado anticipadamente. En 2014, ese porcentaje se
ha reducido en cinco puntos, hasta
el 15% de ese colectivo.
Por otra parte, resulta que los españoles trabajan casi 300 horas más al año que los alemanes,
según datos de la OCDE recogidos por
el Instituto de Estudios Económicos
(IEE). En concreto, en España se
contabilizaron 1.665 horas de
trabajo en 2013, más que en Alemania (1.388) o Francia (1.489). Por el contra,
países como Chile, Grecia, Corea y Méjico superan las 2.000 horas anuales, mientras
que en Estados Unidos el número de horas al año es de 1.788.
Hay que reseñar, asimismo, que nuestro país dedicará este año
entre el 36% y el 40% de su presupuesto en pagar las pensiones públicas, aunque el sistema
público de pensiones sea deficitario, es decir, que se recaude menos de lo
que se paga (alrededor de 18.000
millones de euros en 2014). Esto supone alrededor del 10-11% del PIB, porcentaje que está en la línea del gasto de la Unión
Europa (el 10,8% de su PIB) y también de los países de la OCDE (del 9,3%).
Pero el envejecimiento
de la población, que en las próximas décadas elevará notablemente el número
de pensionistas y provocará un aumento
del gasto en pensiones. Este incremento estaría en torno del 40% en el año 2050, según calcula la OCDE en su último informe “Pension
at a glance" (la pensión a simple vista). En ese momento, dicho gasto
en nuestro país se elevaría hasta suponer el 14% sobre el PIB (el 17% según
otras fuentes más pesimistas) desmarcándose de la media de la Unión Europea (en
el 13,1%) y la OCDE (11,4%). Ese porcentaje supondría el noveno mayor gasto de la treintena de países analizada, solo por
detrás de Luxemburgo, Bélgica, Austria, Finlandia, Francia, Grecia, Italia y
Brasil.
En general, la mayoría
de países de la OCDE aumentarán
su gasto en pensiones de forma notable, y ante esta contingencia lo cierto es
que las autoridades públicas están reaccionando
en el sentido de recortar las prestaciones de la Seguridad Social cuando el
trabajador se jubila.
De hecho, en España, la Reforma de 2013 aprobó el denominado Factor de Sostenibilidad, que liga la
pensión a la esperanza de vida (entrará
en vigor en 2019) y tendrá un impacto sobre las nuevas pensiones reduciéndolas
un 5% cada 10 años, aproximadamente. Esto quiere decir que los pensionistas que
se jubilen en 2050 tendrán una pensión que será aproximadamente un 15% inferior a la de los que se jubilen
hoy con el mismo historial laboral.
Pero eso no es todo. También el gobierno estableció el
denominado Índice de Revalorización
Anual (IRA). Este guarismo obliga, a medio plazo, a que los gastos del
sistema sean iguales a los ingresos. El mecanismo implantado precisa que si el ingreso es inferior al gasto
(corrigiendo el ciclo económico) la revalorización de las pensiones ha de ser
del 0,25% en términos nominales, es
decir las pensiones se (cuasi) congelan, ya que no parece que el capítulo de
los ingresos vaya a superar al de los gastos en, probablemente, muchos años.
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