Parece aceptada la idea de que un abundante caudal de información es algo
bueno per se, coincide con el sistema democrático, se asocia a la
modernidad. La autora de un reciente trabajo de investigación (1) pone
de relieve los riesgos que un exceso
de información –que no es sinónimo de conocimiento- está teniendo en los
receptores de los mensajes. A continuación, extracto algunos párrafos
ciertamente interesantes.
(1) “El consumidor ante
la infoxicación en el discurso periodístico” . Begoña Gómez Nieto (Doctora
en Ciencias de la Información y profesora en la Universidad de Valladolid).
Estudios sobre el Mensaje Periodístico. Vol.
22, Núm. 1 (2016)
“La diversidad de
medios mediante los que recibe informaciones, junto con la revolución a
todos los niveles que ha supuesto la integración de Internet, hace que el
consumidor esté bombardeado
literalmente por multitud de mensajes. Pero este bombardeo no implica una
calidad informativa, sino que puede suponer un desajuste entre el número de
informaciones y la calidad de las mismas, evitando
así que el usuario conozca la realidad con veracidad y profundidad”.
Es lo que se conoce como “INFOXICACIÓN”.
“La infoxicación es la sobrecarga
o exceso de información provocada por la profusión de contenidos en
Internet. Es denominada como la enfermedad de la sociedad digital de principios
del siglo XXI. El concepto de infoxicación como tal fue acuñado por Cornellá, fundador y presidente de Infonomía en el año 2000 o a finales de
1999. Fue el primero en definir y darse cuenta de lo que era la infoxicación.
De esta forma para principios de este siglo ya existía un concepto para definir los síntomas de lo que empezábamos a vivir
como un fenómeno global y que fue
impulsado primero por Google y las redes sociales.”
“El fenómeno de la infoxicación tiene lugar cuando la
información recibida por el usuario es mucho
mayor de la que es capaz de procesar, con consecuencias negativas. Es,
pues, lo mismo que el information overload. Es estar siempre “on”, recibir centenares de
informaciones cada día, a las que no se puede dedicar tiempo. Es no poder profundizar
en nada, y saltar de una cosa a otra.” (...) “Las personas que confunden cantidad
de información con calidad son los más propensos a salir infoxicados”.
“Cuando buscamos cualquier información en Google nos encontramos con, por ejemplo
650.000 resultados, ¿quién es capaz de leer más de 4 o 5 hojas de resultados?
¿quién tiene tiempo para comprobar
si los datos son reales? Estamos en una situación en la que tenemos acceso a infinidad de fuentes de información, las
noticias llegan de forma inmediata a todas partes, tenemos medios tecnológicos para
estar informados continuamente y sobre todo queremos saber qué sucede en
nuestro entorno. Como consecuencia nos llegan miles de impactos informativos que no tenemos capacidad de procesar”.