Ya
lo dijo
Pío
Cabanillas hace mucho tiempo :
“cuerpo a tierra, que vienen los nuestros”. Con esta frase
pretendía ilustrar la idea de que, con alguna frecuencia, los
ataques que uno puede sufrir pueden provenir de nuestros supuestos
amigos.
Tal
vez es lo que esté sufriendo, ahora, en sus carnes, la diputada
autonómica y candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de
Izquierda Unida, Tania
Sánchez,
al ser acusada por algunos medios conservadores de irregularidades
cuando era concejal en el ayuntamiento de Rivas
Vaciamadrid
(2007-2011).
Independientemente
de su inocencia o culpabilidad –ha negado haber cometido cualquier
ilegalidad, manifestando que le resultaba “raro” que esto salga
justamente ahora-, lo que interesa resaltar es el hecho de que en
apenas cuatro días se van a celebrar las elecciones primarias
en IU,
y que hay otros dos candidatos: José
Antonio Moreno
y Mauricio
Valiente.
La
pregunta es:
¿A quién beneficia que Sánchez se vea envuelta en un posible caso
de corrupción, al menos ética? La respuesta es obvia.
Casi
nunca el periodista actúa sólo cuando se desvelan determinados
hechos. Siempre es necesario un filtrador, una “garganta
profunda”.
Alguien que, por la razón que sea, sirve determinados intereses.
¿Cómo obtuvo ABC
o La
Razón
los documentos implicatorios para Tania?.
Con
poco margen de error debe responderse que de alguien que tenía
acceso a ellos, probablemente alguien del ayuntamiento de Rivas o
cercano a él. Demostrarlo ya es más difícil,
pero los ciudadanos tienen derecho a sospechar que esta opción sea
más probable que cualquier otra explicación.