Más
de la mitad
de los encuestados en un reciente sondeo reciente realizado en la
Unión Europea afirmaron que el ámbito de la investigación
científica y tecnológica debería otorgar la máxima prioridad a
la salud
y la atención médica.
En
un macrosondeo,
publicado en octubre de 2014, se preguntó a 27.910 ciudadanos cuáles
consideraban que deberían ser las máximas
prioridades
en lo que se refiere a ciencia e innovación tecnológica durante los
próximos quince años. Encabezando la lista se situaba el campo de
la salud y la atención médica, ámbito al que concedían el mayor
nivel de prioridad un 55 % de los participantes; en segundo lugar se
ubicaba la creación de empleo, fundamental para un 49 % de los
encuestados.
“En
la actualidad, Europa se enfrenta a numerosos desafíos, y muchas de
las soluciones a estos problemas surgirán a partir de la ciencia y
de las nuevas tecnologías”, afirmó el anterior Presidente de la
Comisión Europea, José
Manuel Durao Barroso,
en una declaración previa a que el informe titulado “The
Future of Europe is Science”
(La ciencia es el futuro de Europa) viera la luz. El informe se basa
en las prioridades identificadas en dicha encuesta del Eurobarómetro.
Los
encuestados parecían estar de acuerdo con el ex presidente Barroso.
El 65% opina que, dentro de quince años, la ciencia y la innovación
tecnológica habrán repercutido de manera positiva en la salud
y la atención médica, un 60 % cree que la educación
y
la capacitación también saldrán beneficiadas y casi el mismo
porcentaje de participantes considera que se mejorarán tanto el
transporte
como las infraestructuras
en los que éste se sustenta.
También
se realizó una distinción entre los múltiples participantes según
la edad, el sexo y la nacionalidad. Atendiendo a dicha clasificación,
se observó que las mujeres, con un 22 %, eran más proclives a
señalar el de la salud y la atención médica como el dominio de
mayor prioridad, por un 17 % de los hombres. Por su parte, los
jóvenes otorgan más importancia a la lucha contra el cambio
climático y a la protección del medio ambiente. Los ciudadanos de
la tercera edad mostraban una mayor inclinación por destacar la
adaptación de la sociedad al proceso de envejecimiento de la
población como la prioridad fundamental.
Los
participantes también rellenaron un cuestionario relativo a su
educación en materia de ciencias. Los resultados revelaron que
aquellos que prosiguieron con la misma hasta haber cumplido como
mínimo los veinte años de edad tenían una mayor tendencia a opinar
que combatir el cambio climático y la protección del medio ambiente
son cuestiones prioritarias. En cambio, quienes abandonaron los
estudios a los quince años de edad o con anterioridad concedieron
prioridad a la creación de empleo y a la seguridad de los
ciudadanos.
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