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14 de abril de 2016

UNA BARCELONA INDEPENDIENTE YA EXISTIÓ… HACE TRES SIGLOS

Resultado de imagen de zrenjaninAntes de la actual Barcelona existió otra, fundada a miles de kilómetros hace tres siglos. En con­creto, se trató de una colo­nia for­mada por los exi­lia­dos de la Gue­rra de Suce­sión de España (1702–1714), que se ubicó en el Banato de Temes­var y se llamó Nueva Bar­ce­lona. La región man­tiene hoy un aspecto plu­ri­na­cio­nal, de encru­ci­jada de cami­nos, y cierto recuerdo de la ciu­dad de los exi­lia­dos de algún modo con­ti­núa vivo.
El Banato de Temes­var es una región natu­ral deli­mi­tada por los ríos Danu­bio, Tisza y Mures. Cons­ti­tuyó tam­bién una uni­dad polí­tica, con capi­tal en la actual Timi­soara, hasta el final de la I Gue­rra Mun­dial. Enton­ces, esta región fue divi­dida entre Ruma­nía y Ser­bia. Tan sólo una pequeña franja sep­ten­trio­nal, alre­de­dor de Sze­ged, corres­pon­dió a Hungría.
El territorio fue después incor­po­rado a la lla­mada Fron­tera Mili­tar de la monar­quía de los Habs­burgo, un espa­cio ges­tio­nado direc­ta­mente desde Viena por el Con­sejo de Gue­rra y la Cámara Impe­ria. Esta ins­ti­tu­ción fomentó a par­tir de la década de 1720 la repo­bla­ción de un terri­to­rio con gran­des posi­bi­li­da­des agrí­co­las.

La colo­ni­za­ción, tute­lada desde el Estado, fue pro­ta­go­ni­zada por pare­jas de cam­pe­si­nos jóve­nes, a quie­nes se les con­ce­die­ron tie­rras y medios. El pro­yecto,  incluía la cons­truc­ción de nue­vas ciu­da­des o colo­nias homo­gé­neas desde el punto de vista étnico. Los nue­vos pobla­do­res, ger­má­ni­cos y tam­bién magia­res, se dis­tri­bu­ye­ron en un com­pli­cado tablero de aje­drez donde ya resi­dían ruma­nos, ser­bios, rute­nos y otros colectivos.
Y desde 1735 tam­bién fue­ron a parar allí algu­nos cen­te­na­res de exi­lia­dos de la Gue­rra de Suce­sión de España. Aque­lla había sido sin duda la pri­mera gue­rra civil, y el éxodo que la siguió afectó a unas 30.000 per­so­nas, que cons­ti­tu­ye­ron el pri­mer gran exi­lio polí­tico his­pá­nico. Apro­xi­ma­da­mente, la mitad de ellos eran cata­la­nes; el resto se había refu­giado en Bar­ce­lona en los últi­mos com­pa­ses de la con­tienda.

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El Banat o Banato, entre Rumanía y Serbia
Buena parte de ellos acabaron instalándose en Viena, donde cons­tru­ye­ron espa­cios de socia­bi­li­dad y de soco­rro, como el Hos­pi­tal de Espa­ño­les.  con su igle­sia de la Mer­ced o el Monas­te­rio de Mon­tse­rrat de Viena. Posteriormente (1835), se produjo una re emigración de exi­lia­dos his­pá­ni­cos hacia aque­llas tie­rras de fron­tera, el  Banato de Temesvar. Los exi­lia­dos lla­ma­ron Nueva Bar­ce­lona a la colo­nia que les fue adjudicada. 

Sin embargo, la his­to­ria de la nueva ciu­dad fue breve y cruel. Los exi­lia­dos, algu­nos de eda­des avan­za­das y todos sin expe­rien­cia como agri­cul­to­res, no res­pon­dían pre­ci­sa­mente el modelo de colono enviado a trabajar nue­vas tie­rras. Las enfer­me­da­des endé­mi­cas se ceba­ron sobre ellos, y la pobla­ción, for­mada por unas 800 per­so­nas, se redujo a la mitad en tan sólo unos meses. La mayo­ría re emigró a Viena o Buda en los años siguien­tes. 


Hoy, la antigua nueva Bar­ce­lona es Zren­ja­nin, la ciu­dad más impor­tante del Banato ser­bio, con unos 80.000 habi­tan­tes. De aque­lla fun­da­ción difí­cil sólo que­dan algu­nos recuer­dos con­ser­va­dos en el Museo Nacio­nal y en el archivo del obis­pado cató­lico,  ade­más de la mag­ní­fica docu­men­ta­ción que cus­to­dia el Hof­kam­me­rar­chiv de Viena.

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