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2 de junio de 2015

LOS PARTIDOS EMERGENTES DEBEN PROVOCAR NUEVAS FORMAS DE HACER POLÍTICA

Llegado el momento de los hechos, las personas que resulten electas para cargos públicos municipales o autonómicos, habrán de tomar, irremediablemente decisiones. Será el momento de la verdad, de la traslación de las ideas a la realidad, de las musas al teatro.

Conviene saber o debería darse por sabido que los medios de comunicación, como es su deber, les van a escrutar con lupa, y también la ciudadanía en su conjunto. Tal vez haya quienes les exijan más de lo que puedan, calculadora en mano, ofrecer, pero las limitaciones presupuestarias son entes poco elásticos –sí, cabe, no obstante redistribuir-, aunque en otros asuntos el vil metal no tenga tanta incidencia; nos referimos a asuntos tales como la transparencia, la tolerancia nula con la corrupción o la efectiva participación democrática. Ahí no se puede fallar, partidos viejos o nuevos han recibido ese mensaje de modo categórico.

De modo recurrente, los conservadores españoles adoptan la estrategia del miedo para devaluar al oponente, es casi un clásico por estos lares. En el momento actual, se ha observado en algunos dirigentes populares se afanan en utilizar ciertos vocablos (“bolivarianos”, “comunistas”) para descalificar a ciertos partidos. No obstante, no parece un arma muy eficaz a tal fin, pues solo habrán de convencer a los ya convencidos y a pocos más. 

El común de la gente, aunque no esté muy versada en política, sabe que hay una Constitución que se respetará (y que hará respetar el ejército, ya que el artículo 8.1 de nuestra carta magna,  “tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”). Además España es miembro de pleno derecho de la Unión Europea, y que son tantísimas las diferencias entre España o Cuba que la simple comparación puede provocar hilaridad.


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