Vistas de página en total

3 de junio de 2015

LA INADAPTACIÓN NO SIEMPRE ES MALA


EINSTEIN

Tiene muy “buena prensa”, por así decirlo, valorar positivamente, en general,  la capacidad de adaptación. Es bien sabido que las especies que en nuestro planeta lograron sobrevivir lo hicieron porque supieron adaptarse a las sus condiciones, lo cual es muy lógico: el medio natural manda, es mucho más poderoso que el hombre. Así, adaptación es un vocablo aceptado por todos como bueno.



Pero no siempre...


La adaptación en el ámbito de los sistemas sociales puede ser una estrategia para que los ciudadanos interioricen y acepten, sin cuestionar, los esquemas impuestos. Las personas se adaptan a los sistemas, eso es bueno para el sistema, y  aún mejor para sus élites. Pero si el sistema no es justo, dicha cualidad adaptativa podría no ser buena.

Hubo muchas veces en la historia de la humanidad personas que, al inadaptarse, hicieron progresos en la misma.  Por ejemplo, Albert Einstein que, durante su enseñanza secundaria tuvo problemas de adaptación a la disciplina académica de la época,  y sin embargo, revolucionó la física después al proponer y probar conceptos discrepantes de los que generación tras generación se habían postulado.

Por ejemplo, Marcelino Camacho –aún recuerdo cuando tenía doce o catorce años la pintada en la pared de mi instituto que decía: “libertad para Camacho y sus compañeros”, y yo no sabía entonces quien era Camacho- , que no quiso adaptarse a las normas que Franco había impuesto. Por ejemplo, también, hoy en día muchos sacerdotes  –y algunos obispos- que no se adaptaron a los criterios de la  iglesia oficial y andan perdidos en aldeas del Tercer Mundo ayudando, de verdad, a los pobres.

Esta clase de inadaptados impulsa el avance de la humanidad, y no siempre son reconocidos. Habitualmente pagan un precio –en forma de incomprensión, aislamiento, cárcel…- por su disidencia, pero más tarde todos se acaban beneficiando de su obra. Así es la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario