Para apoyar la idea de que el problema de
la financiación de las pensiones es
un problema más de ingresos que de gastos,
es conveniente examinar, en primer lugar, la evolución de estos últimos (entre
2005 y 2013, últimos datos consolidados disponibles) y la previsión para 2050.
Comprobamos, así, que España se situaría en un nivel de gasto moderado respecto al resto de los países de la Unión
Europea, y que la tendencia para los próximos 30 años sería la misma. Con
un 12,3%, estaría lejos del más elevado Italia, 14,8%) y del más bajo (Suecia,
7,2%), y en sintonía con, por ejemplo, Alemania (12,5%).
Evolución del Gasto en pensiones públicas (sobre PIB, año
2005-2013 y previsión 2050): FUENTE: 2015 Ageing Report, European commission / O.C.D.E.
Pais - 2005-2013-2050
España : 8,9 - 11,8 - 12,3
Grecia
: 11,9- 16,2 – 14,4
Italia :
14,8 – 15,7 – 14,8
Francia:
13,3 – 14,9 – 14,6
Portugal:
12,3 – 13,8 – 14,4
Finlandia:
11,2 – 12,9 – 12,8
Austria:
14,2 – 13,9 – 14,6
Reino
Unido: 11,0 – 7,7 – 8,1
Irlanda: 4,9- 7,4 – 10,0
Alemania:
13,1 – 10,0 – 12,5
Suecia: 12,5 – 8,9 – 7,2
Resulta indudable que el
sistema público de pensiones español se enfrenta a retos importantes causados por un aumento significativo de la
población en edad de jubilación en relación con la población en edad de
trabajar, debido al progreso de la
longevidad. Las reformas introducidas en los últimos años han ido en la
dirección de disminuir gastos al
incorporar una elevación progresiva de la edad de jubilación. Pero eso no va a
ser suficiente a corto plazo, se necesitarán otras fuentes de ingresos.
No todos los paises,
incluso en la Unión Europea, tienen sistemas de pensiones públicos iguales. Por
ejemplo, Suecia, Italia y Polonia tienen sistemas denominados “cuentas nocionales”. En este sistema, los
cotizantes en activo pagarían las pensiones de los jubilados del momento, como
ocurre en la actualidad.
Sin embargo, en lugar de
que el dinero de las cuotas fuera a una caja
común, iría a cuentas individuales, de forma solo contable. Así, cada
trabajador iría acumulando las cotizaciones de toda su vida laboral en su propia cuenta virtual. A esas
aportaciones se le sumaría el rendimiento neto de ese dinero acumulado. Toda
esa suma conformaría el denominado capital
nocional. En el momento de la
jubilación, a toda esa cantidad acumulada se le aplicaría un factor de conversión,
que transformaría ese dinero en una renta
vitalicia.
Las pensiones según los países
Cada país europeo presenta, sin
embargo, peculiaridades. En Suecia
se completan las cotizaciones a la Seguridad Social con aportaciones privadas,
y los trabajadores pueden solicitar su pensión contributiva a partir de los 61
años, aunque pueden alargar la edad de jubilación más allá de los 67, si se pacta con el empleador. En Alemania. La pensión de jubilación media registra notables diferencias a
la baja para quienes trabajaron bajo el régimen comunista, estando fijada la
edad de retiro a los 65 años y 6 meses, si bien está previsto que suba
paulatinamente hasta los 67 años en 2031.
En el Reino Unido el sistema público
tiene dos niveles: una pensión básica y una pensión adicional ligada a los
ingresos, que son complementadas con un amplio sistema privado de pensiones; la
edad de jubilación irá aumentando desde los 66 años actuales a los 68 en 2044. En Italia,
el sistema de pensiones se basa en un modelo de cuentas nocionales, lo que
comporta que edad de jubilación sea flexible, pudiendo decidir retirarse entre
los 62 y los 70 años.
En Grecia, las pensiones han sufrido una
merma de alrededor del 40% desde el primer
rescate en 2010. Para alcanzar la pensión integra se exigen 40 años cotizados,
al igual que los jubilados portugueses,
que se encuentran entre los más pobres
de Europa, ya que apenas cobran una media de 450 euros. Al contrario, el sistema francés es de los más robustos, si bien
tras la última reforma, se elevará de 41,5 a 43 los años de cotización
requeridos para percibir la pensión completa. Tiene un tramo obligatorio y otro
voluntario basado en un plan de ahorro
que puede ser individual o colectivo.
En Hispanoamérica la edad
de jubilación no suele ser alta, pero las cuantías de las pensiones son muy
discretas. La edad de retiro de Brasil
es de 54 años, la de Uruguay 60, en Colombia 62 y en los países centroamericanos entre 60 y 65.
La realidad latinoamericana muestra que las pensiones son tan
bajas que muy pocos afortunados pueden permitirse no trabajar después de los 65
años y oscila entre entre 130 y 390 dólares USA .
En Estados Unidos las
prestaciones de la Seguridad Social sólo reemplazan una parte del salario, aproximadamente
un 40% del sueldo medio de un trabajador, y los expertos consideran que para
mantener el nivel de de vida en la jubilación, se necesita al menos un 70% del último
salario. Así pues, fondos de pensiones, ahorros e inversiones resultan ser un
complemento casi obligado. La edad de jubilación es ahora de 66 años, si bien
incrementará hasta 67 para nacidos después de 1960.
El sistema de pensiones en China es relativamente reciente, que paga mensualidades muy
pequeñas y no alcanza al 100% de la población, pero sí supone un gasto relativamente
importante para las arcas públicas. Según cifras de la OCDE, en el informe
anual relacionado con pensiones en todo el mundo, China desembolsaba en 2014 el
equivalente al 3,4% de su PIB.
Más Ingresos
Como se decía al principio, la suficiente financiación
de las pensiones resulta ser preferentemente
un problema de ingresos, al menos a corto plazo, para enjugar el desfase
existente. El gasto total en pensiones (2017) alcanzó los 139.647 millones de
euros (39% del total) y, por su parte, el déficit de la Seguridad Social de ese
mismo año fue de 18.800 millones, un 13,46% (lo que supone un 1,61% del PIB). En
todo caso, parece razonable pensar que, para prever el medio y largo plazo se necesitaran reformas de mayor calado.
Para aumentar, actualmente, los ingresos, algunos
expertos proponen explorar varias vías:
- * Pagar las ayudas (reducciones y bonificaciones) a la contratación con los
Presupuestos Generales.
- * De las cuentas de la Seguridad Social sale
también el pago de sus gastos
administrativos, que incluyen los salarios del personal, gastos corrientes
de bienes y servicios y de inversión. La necesidad de derivar esta partida a los Presupuestos Generales es otra de las
medidas con más consenso entre los grupos políticos y organizaciones
sindicales, que señalan que el resto de ministerios sufragan sus gastos por
esta vía y la Seguridad Social no
debería ser una excepción.
- * “Destopar” las cotizaciones máximas. En 2018 esa base es de 3.751 euros. Eso
quiere decir que ese es el dinero máximo por el que una persona contribuye a la
Seguridad Social, de modo que, aunque cobre más, se le descuenta, como mucho,
con arreglo a esa base de cotización
- * Mejora de salarios y creación nuevos empleos, lo que redundaría en una mayor recaudación.
En definitiva, soluciones podría haber para equilibrar gastos e ingresos, siendo legítimo
dudar sobre la certeza de algunas catastrofistas
afirmaciones sobre el futuro del sistema sin que, quienes las hacen, puedan
justificar de antemano cual será la evolución
de los flujos migratorios a lo largo de los próximos treinta o cuarenta
años, y consecuentemente, del volumen
población empleada cotizante.
También es relevante señalar que, alrededor de las tres cuartas partes de lo que se llama
el proceso de envejecimiento viene
determinado en España por la jubilación de la enorme generación del baby
boom, y solo minoritariamente por la elevación de la esperanza de vida. Estaríamos, pues, en
sentido demográfico, ante una coyuntura
que durará en su fase más intensa alrededor de veinte años, para pasar después
a un cierto rejuvenecimiento medio de
la población.
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