¿Les
suena de algo el nombre de Francisco
Mojica? Si responden que no, deberíamos decir que debería sonarles, porque
podría ser el próximo premio Nobel español.
Ya
es sabido que numerosas enfermedades tienen una base genética; y muchas otras, si no es su base, al menos tienen un
componente genético. La edición (modificación) específica de los genes, tanto
para repararlos como para insertar segmentos de ADN con finalidad terapéutica,
podría ser un gigantesco avance, la cura definitiva de graves enfermedades.
Sin
embargo, la edición genética tenía muchos problemas técnicos: falta de
especificidad sobre el segmento de ADN que se quería modificar, lentitud del procedimiento,
riesgo de dañar el resto del ADN, etcétera. Esto era así hasta que Francisco Juan Martínez Mojica (Elche,
5 de octubre de 1963) descubrió el CRISPR
hace apenas una década.
Mojica,
Profesor Titular de Microbiología en el Departamento de Fisiología, Genética y
Microbiología de la Universidad de Alicante es, posiblemente, el científico
español de mayor trascendencia
internacional en el área de la biomedicina. Tras licenciarse en Biología en
Valencia y alcanzar el doctorado en Alicante, Francisco Mojica pasó por París,
Utah y Oxford. Su principal hallazgo, como se acaba de mencionar, ha sido
descubrir el CRISPR (Clustered Regularly
Interspaced Short Palindromic Repeats), un sistema de inmunidad adaptativa
de los procariotas (bacterias y arqueas), adquirido para defenderse de las
infecciones víricas. El CRISPR son secuencias de ADN bacteriano con fragmentos
del ADN de los virus que han atacado a las bacterias. Mojica ha descubierto que
las bacterias tienen un sistema inmune
propio adaptativo. Coloquialmente podríamos decir que a través del CRISPR
las bacterias se vacunan frente a los virus.
¿Por
qué es tan importante este descubrimiento, considerado uno de los mayores avances en biología en lo que va de
siglo?
Durante
más de 20 años, el CRISPR tuvo interés solo para determinados especialistas que
trataban de comprender las propiedades de este mecanismo de defensa procariota.
Sin embargo, en 2012 se descubrió el potencial de los sistemas CRISPR como
herramienta de edición del genoma, con una capacidad excepcional para
desencadenar modificaciones genéticas
específicas aplicables a prácticamente cualquier organismo. Al siguiente
año se demostró que con esta herramienta se puede modificar eficientemente
también el genoma de mamíferos de forma muy específica.
¿Cómo
se realiza la edición genética a través del CRISPR? El proceso comienza con la ruptura del ADN en un sitio
determinado mediante unas nucleasas (Cas9) diseñadas específicamente. Tras “meter
la tijera a los genes”, se pone en marcha la reparación del ADN. En este
proceso de reparación/edición se
puede introducir nuevo material genético, modificar genes, activarlos o
inactivarlos. El CRISPR-Cas9 corta, repara y edita el ADN en casi cualquier tipo de célula.
El
CRISPR-Cas9 ha revolucionado la edición
genética porque es una herramienta programable de edición con las ventajas
añadidas de ser accesible (fácilmente disponible), seguro por su especificidad,
y eficiente, porque acelera el progreso de edición hasta dotarlo de un enorme
potencial terapéutico.
Además
tiene numerosas aplicaciones, tanto
en investigación básica como en biotecnología y, por supuesto, en terapia
genética. A largo plazo, brinda la oportunidad de curar enfermedades causadas por mutaciones genéticas, y sus
aplicaciones se están expandiendo a un ritmo vertiginoso, revolucionando el enfoque de la patología humana. Se
están realizando, por ejemplo, estudios sobre distrofia muscular, en patologías
cardiovasculares y se está usando la edición genética como alternativa al uso
de células madre embrionarias. El CRISPR se está empleando, además de en
edición genética, para activar e inhibir la expresión génica y para rastrear la
ubicación de determinados genes.
No
obstante, el CRISPR-Cas9 está en plena evolución
y aún está por demostrarse cómo funciona
en la práctica clínica, y sigue existiendo el temor a que afecte a genes no
específicos o a líneas germinales. En cualquier caso, dentro de unos años el
sistema CRISPR-Cas9 formará parte del vocabulario médico cotidiano y nada de
esto hubiera sido posible sin las aportaciones de Francisco Mojica.
Lo
cierto es que si alguna vez tuvimos un científico en España cerca de ser
candidato a un premio Nobel, ese es Francis Mojica. Para que esto suceda, es
necesario que la Academia Sueca tenga en cuenta todo el proceso de
investigación (incluida la investigación básica realizada por Francisco
Mojica), no sólo el final del proceso.
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