Del blog del
periodista Miguel Jara (www.migueljara.com) reproducimos un amplio extracto de un artículo de indudable interés, y del
que el lector sacará sus propias conclusiones. Jara es
escritor y periodista free lance independiente, especializado en la
investigación de temas relacionados con la salud y la ecología.
“El Bufete
Almodóvar & Jara puso hace unos meses una querella a Sanidad y al
laboratorio Merck, Sharp and Dohme (MSD)
por los graves daños que sufre una mujer, F.G.N., tras consumir de manera prolongada el medicamento para
la osteoporosis Fosamax, del citado laboratorio. Para la jueza, ocultar hueinformación de manera intencionada a
sabiendas de que puede ocasionar daño no
está previsto en el código penal y por lo tanto no es
delito… Vamos a apelar, claro.
Vaya por delante nuestra confianza en la Justicia, así con mayúsculas, si no para
qué íbamos a intentar defender en los tribunales los derechos de las
personas víctimas de laboratorios inescrupulosos. Pero es que
algunos razonamientos siembran más dudas que otra cosa.
Lo último que debería ocurrir
cuando una persona toma un medicamento para prevenir la
rotura de sus huesos es que el tratamiento se los rompa
¿verdad? Bueno, pues una de las terribles reacciones adversas del
fármaco Fosamax es esa precisamente. F.G.N.
tenía osteoporosis y para intentar que no fuera a más y se rompieran
sus huesos tomó Fosamax. Y la estafaron, pues lo tomó durante diez años, lo que
le provocó que se le rompieran los dos huesos fémur.
La clave del caso está en que
Merck Sharp & Dohme de España no ha cumplido con sus deberes de farmacovigilancia y seguridad de su producto
Fosamax, omitiendo información de manera intencionada,
pues conocía
con mucha antelación todos los datos negativos sobre consumo prolongado de su producto.
La Administración sanitaria, por
su parte, tampoco ha cumplido con su labor de
seguimiento post comercialización del citado medicamento y de protección de la
salud pública e individual, al permitir que el laboratorio comercializador
continuara ocultando información de seguridad del
tratamiento.
Pero la jueza E.G.M., del Juzgado de Instrucción 46 de Madrid,
tiene una visión diferente: “El hecho de no incluir un efecto
secundario en el prospecto de un medicamento no es subsumible en ningún tipo vigente de nuestro ordenamiento
jurídico-penal”, explica. ... “No es
cuestión a valorar por esta juzgadora (…) siendo una cuestión administrativa completamente diferenciada
a la existencia de un delito contra la salud pública, un delito de lesiones, un
delito de estafa o un delito de publicidad fraudulenta”.
Dichos posibles delitos son los que nosotros mantenemos
en nuestra querella que son los que han podido cometerse. Y con esas
razones la jueza desestima las pretensiones de F.G.N. de exigir
responsabilidades penales a la administración y el laboratorio que le han
provocado secuelas de por vida pues no
ha podido recuperar las movilidad en las piernas.
F.G.N. sufre fuertes y
continuos dolores que le imposibilitan la
realización de una vida normal, hasta el punto de serle reconocida por la
Seguridad Social la incapacidad permanente en grado
total para trabajar. Todo ello la ha sumido en una profunda depresión que aún hoy la aqueja, pese a
ello trata de evitar que otras personas sufran este mismo resultado injusto e
indeseable.
La red de farmacovigilancia mundial y la literatura científica han advertido
con claridad de los riesgos del
medicamento en su consumo prolongado. De hecho, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, ya había obligado al laboratorio MSD a
modificar y actualizar la información de Fosamax para advertir de la relación
de causalidad entre consumo prolongado y daño en el hueso fémur.
En el año 2009, la FDA obligó a
MSD a cambiar la información del producto y avisar del riesgo de “osteonecrosis de la mandíbula”, una reacción adversa
ya advertida durante muchos años por investigadores y médicos. Merck no lo
reconoció hasta que la FDA le obligó a ello. Y lo hizo porque numerosos estudios
anteriores a 2010 advertían del riesgo de fractura atípica subtroncantéricas y
diafisarias del fémur asociadas al tratamiento con bisfosfonatos,
principalmente en tratamiento prolongado para la
osteoporosis.
Es importante también contextualizar los hechos, pues casos como el
de F.G.N. no son aislados sino más bien propios de algo muy parecido al
crimen organizado. Existen numerosas demandas
puestas en USA sobre Fosamax por fractura de fémur. Un informe
corporativo de la compañía farmacéutica Merck explica que su medicamento Fosamax acumulaba,
a fecha de septiembre de 2013, 5.535 demandas en los
tribunales de Estados Unidos”.
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