Ahora
la tentación son los nuevos soportes: ordenador, smartphones,
tablets... Con ellos no pagas, las fotografías son excelentes, hay
vídeos, puedes interactuar.
Todo ello si tienes una buena conexión a internet. Es decir, no son gratis, pues en vez de pagar a la editora pagas, por ejemplo, a Telefónica.
Todo ello si tienes una buena conexión a internet. Es decir, no son gratis, pues en vez de pagar a la editora pagas, por ejemplo, a Telefónica.
Pero,
pese a todo, sigo comprando el periódico.
¿Por
qué? Tal vez, porque, desde los diecisiete años lo hacía, y cuarenta de buena
compañía pesan mucho (¿cuantos amigos nos duran tanto?). También
es una cuestión psicológica: me gusta su textura y olor, me gusta
doblarlo y meterlo en el bolsillo, y llevarlo a cualquier parte para
degustarlo, sin pensar si hay batería o cobertura suficiente. Acaso
influya saber que lo que allí leo plasma, blanco sobre negro, ha
sido contrastado, revisado, ampliado y visto por diversos ojos
expertos en distinguir lo que es información veraz de lo que es bulo
o propaganda. Soy un tipo algo raro: le doy importancia a esos
detalles.
Y
conste que no soy, en absoluto, enemigo de las nuevas tecnologías,
ya que, incluso, tengo mi propio blog.
Si
se siguen editando continuaré comprando periódicos y revistas,
aunque cuesten más. Como ya dije antes, soy un poquito raro.
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