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13 de febrero de 2013

LA RENUNCIA DEL PAPA NO INTERESA


En el Editorial de “La Gaceta” del 13 de febrero podemos leer, con motivo de  la renuncia del Papa Benedicto XVI al Pontificado:

“Según las mediciones habituales de audiencia, los dos canales que más atención dedicaron a la importantísima noticia sumaron en conjunto un 2,6% de los espectadores de televisión en las dos horas antes de medianoche.” (…) “la atención prestada a la renuncia del Papa fue poco más que marginal.” (..) “A la vista de los intereses preferentes de los usuarios de TV e Internet, forzoso será pensar que la sociedad española sufre una fuerte anestesia que le impide discernir entre lo que tiene importancia y lo que no la tiene. Esta dramática falta de criterio es el resultado de decenios de malformación intelectual por inoculación de la mentalidad relativista, que induce a creer que la verdad es intercambiable con la mentira, puesto que todo depende del punto de vista de cada cual. Hay quienes, con un optimismo cuasi leibniziano, están convencidos que nuestra actual generación joven es la mejor preparada de la historia. Pobre concepto de lo que es la preparación hace falta tener para creer semejante cosa.”

Lo ciertos es que las cosas son como son, y si el interés por la noticia de la dimisión del Papa es “residual”… es porque la gente sí parece distinguir entre lo importante y lo que no lo es, estando la noticia sobre el Papa en el segundo caso. Más que la alusión a una “sociedad anestesiada” que estima “La Gaceta”, cabría preguntarse si ese desinterés de la población no estaría más bien vinculado a la falta de credibilidad de la Iglesia Católica percibida como una superestructura arcaica, básicamente alejada de la esencia del mensaje evangélico,  poco democrática, misógina y, con frecuencia, demasiado apegada a los poderes terrenales.

Por otra parte, la crítica que se hace de la “mentalidad relativista”, una corriente que postula que “las realidades que se refieren al sentido profundo de la vida humana personal y social, al bien y al mal moral, son inaccesibles a la razón, y por lo tanto, no se pueden conocer objetivamente”, según la definición de Diego Poole, Profesor Titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, resulta cuestionable. El relativismo molesta enormemente a la jerarquía católica, pues cuestiona su “verdad”, que no admite ninguna otra, pues afirma que la única verdad es la palabra del Dios cristiano, y que, por así decirlo, la verdad Bíblica es la verdad verdadera objetiva.

Para finalizar, duda el editorialista que nuestros jóvenes sean los mejor preparados. Como es lógico, esta preparación se refiere –cuando generalmente se hace- a la referida al conocimiento, en sus diversos campos, y resulta esencialmente cierta. Parece intuirse que sería la preparación espiritual la que se pone en tela de juicio, siempre y cuando la espiritualidad sea cristiana, claro. 

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