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28 de julio de 2012

NOTA BREVE sobre La INAUGURACIÓN DE LOS JUEGOS OLÍMPICOS

Uno. La delegación española desfiló con uniformes de dudoso gusto, pero lo esencial no es eso. Lo importante es que se ha preferido optar por el minúsculo ahorro en los uniformes en detrimento de aprovechar la oportunidad de una inigualable audiencia mundial que hubiera podido servir de escaparate e impulso exportador de nuestra industria textil, si hubiéramos elegido -por ejemplo- un grupo de diseñadores españoles. 

Dos. Imagen de la Reina Sofía, sola, única representación de la Casa Real, sonrisas tal vez forzadas (incluso tuvo que posar antes con el uniforme español, detalle de gran profesionalidad a tenor de la ropa de marras). Según había informado antes la agencia Europa Press  fuentes de La Zarzuela explicaron que "la ausencia del Rey en la ceremonia de inauguración no se debe a ningún motivo especial". Cabe pensar que muchos ciudadanos interpreten eso como que no le ha dado la real gana de ir. Y otro tanto vale para el príncipe Felipe.

Tres. Imagen de muchos de nuestros deportistas cuando desfilan: alegría, bromas, una peluca, jolgorio. Teniendo en cuenta la que, económicamente hablando, está cayendo en España, un poquito de contención tal vez hubiera sido más adecuada.

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