Es ya común, principalmente a partir de cierta
edad, que nos preocupemos por nuestro nivel de colesterol, sobre todo después
de someternos a unos análisis de sangre y conocer los resultados.
Se denomina LDL a una partícula muy rica en colesterol, que
transporta las tres cuartas partes del colesterol total, y HDL a las
lipoproteínas que captan el colesterol libre en el plasma para llevarlo a una
lipoproteína (VLDL) para facilitar su eliminación. Los Triglicéridos son,
fundamentalmente, la grasa aportada en la dieta.
Un dato interesante para analizar en conjunto los valores
obtenidos es la relación colesterol total/colesterol HDL, conocido como índice
aterogénico.(ver gráficos abajo) Está relación nos muestra, por decirlo así, si
los niveles de HDL son suficientes para “manejar” la carga total de colesterol
y directamente nos señala la concentración de LDL y VLDL. Esto resulta útil
cuando el HDL parece ser el adecuado pero el colesterol total está muy alto.
Pero el nivel de colesterol no lo es todo. A Jay Cohn,
cardiólogo de la Universidad de Minnesota Medical School en Minneapolis, le
preocupa que el enfoque basado en los niveles de LDL en la terapia con
estatinas, que son los medicamentos más utilizados para reducir el colesterol,
pudiera perjudicar el tratamiento del paciente, porque la mayoría de los que tienen un ataque al
corazón no tienen LDL alto. "Si sus arterias y el corazón está sano, no me
importa lo que su LDL o presión arterial sea", afirma.
La industria farmacéutica observa muy de cerca si la opinión
de los cardiólogos como Cohn, señala Donny Wong, analista de Decision
Resources, una compañía de investigación de mercado con sede en Massachusetts
se extiende. Aunque la mayoría de las estatinas están fuera de patente, las
grandes compañías farmacéuticas están en una carrera para poner a punto los
próximos medicamentos reductores del LDL. Y es que, por ejemplo, muchos
millones de dólares han sido invertidos en fármacos que inhiben una proteína
llamada PCSK9, implicada en la síntesis de colesterol.
Con todo,
Michael Brown, médico estadounidense que ganó el premio Nobel de medicina en
1985 por sus investigaciones en las afecciones derivadas del colesterol,
escribió que «no hay ninguna duda de que el colesterol en concentraciones
anormalmente elevadas produce muerte y provoca una discapacidad por
enfermedades sumamente grave», subrayando que el colesterol es necesario y
ayuda al metabolismo corporal siempre
que se mantengan en niveles normal
en los tres tipos que hay.
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