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28 de mayo de 2013

Milagro editorial de la una enzima no tan milagrosa


El milagro de la denominada “enzima milagrosa” empieza por vender dos millones de ejemplares del libro que lo cuenta. Y según sus críticos, acaba ahí.

Su autor es el doctor Hiromi Shinya, cirujano japonés nacido en 1935, que modernizó las técnicas de colonoscopia, médico personal de la familia real japonesa y  que enfatiza la importancia de la dieta en la salud. Especialista de Digestivo, lleva varias décadas examinando pacientes, y llega a una conclusión: "Lácteos, carne, dulces y alimentos procesados y sin vida son la causa de tantas malignidades en nuestra salud porque minan nuestro Sistema Inmune".

Según él, una buena dieta es la que está orientada a preservar el número adecuado de lo que llama “enzimas madre” (prototipos generales de enzima de las que derivan las enzimas específicas para cada función orgánica) e incrementar el número de las “enzimas buenas” obtenidas del exterior.

Las enzimas son sustancias proteínicas que producen las células vivas y que actúan como catalizadores de los procesos del metabolismo. Más en concreto, las enzimas digestivas son las responsables de construir, sintetizar, transportar y eliminar los ingredientes y químicos que circulan por nuestro cuerpo encargándose del procesamiento y separación molecular de los alimentos que ingerimos, para que su absorción sea más fácil.

Para esquivar muchas enfermedades, sostiene el doctor, resulta imprescindible comer a diario “cereales integrales, verduras, legumbres, algo de pescado, algas,  sopa de miso,  pequeñas cantidades de frutas fuera de las comidas, además de masticar bien cada bocado, ejercicio diario moderado y una actitud tranquila y positiva en la vida”, así como beber agua mineral y sustituir la leche por la soja.

Según Shinya, basándose en la medicina tradicional china, existen “cinco «flujos» en el cuerpo humano: el sanguíneo y linfático, el gastrointestinal, el urinario, el del aire y el de la energía interna (Chi)".

En nuestro país, en la portada del libro podemos leer: “La dieta del futuro que evitará las enfermedades cardiacas, curará el cáncer, detendrá la diabetes tipo 2, combatirá la obesidad y prevendrá padecimientos crónicos degenerativos”. Parece un tanto exagerada –casi milagrosa- tanta promesa.

El problema es que no se aportan pruebas y evidencias, ni tampoco estudios epidemiológicos. Lo que propone el doctor Shinya no resulta, en realidad, muy novedoso: una dieta restrictiva y cercana al mundo del vegetarianismo. Pero, al mismo tiempo, realiza afirmaciones muy categóricas sobre alimentos y hábitos a la hora de comer que seguramente necesitan de más investigación médica para demostrar su validez.

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