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10 de septiembre de 2012

ENTRESACO y RECOMIENDO DOS LECTURAS ESCOGIDAS


He elegido los párrafos más significativos del valiente artículo de Antonio Fuertes Esteban “Empoderamiento ciudadano: Un proceso de confluencia necesario ante la lucha de clases globalizada” perteneciente a la organización ATTAC (a través de su federada catalana Attac Acordem) relativo, ¡como no!, a la crisis económica, pero que va más allá, diseccionando los mecanismos del sistema socioeconómico vigente.

Hace varias décadas que se viene proclamando primero y luego anunciando la muerte del estado social, desde que Hayek y Friedman afirmaran que el problema era el estado (social claro, no el estado como controlador y represor) o desde que Margaret Tatcher creara el lema del llamado neoliberalismo – el TINA: There Is No Alternative – y su encumbramiento internacional, contando con los próceres socialdemócratas de la traición o conversos social-liberales. Desde entonces las leyes proclamadas por unos y otros, conservadores y social-liberales, han puesto al pueblo, al bien común, de rodillas ante la oligarquía económico-financiera internacional, los plutócratas, Los “mercados” con nombres y apellidos”. Como se aprecia, el autor pone al mismo nivel a los partidos conservadores o neoliberales y a los de corte socialdemócrata, y siendo cierta tal premisa, se desprende fácilmente la conclusión de que éstos han traicionado su ideología esencial: “No será porque la izquierda socialdemócrata no estuviese avisada. El Estado habría de haber seguido manteniendo el control sobre la economía, pero esta izquierda traicionó sus propios principios y adoptó con ligeros matices los principios neoliberales”.

Las actuales políticas de austeridad con la que nuestro gobierno nos castiga, según ellos por haber vivido por encima de nuestras posibilidades, solo dan muestras de la servidumbre de los gobiernos hacia los mercados financieros que ellos mismos desregularon” (…)  “Muchos obreros tuvieron en la lucha de clases el imaginario de la lucha final, representando ese “mismo” imaginario se hacían la foto unos líderes que cantaban con el puño en alto La Internacional. Pensaron los ciudadanos entonces que la lucha contra el capital marcaba un destino que no tenía otro horizonte que la victoria final contra el demonio capitalista. Pensaron que sus representantes o las vanguardias revolucionarias iban a proclamar un paraíso eterno para la humanidad. Lo triste fue que descubrieron que el demonio del Poder se puede revestir de nuevas formas para dominarlos, incluso en muchas fotos habían algunos demonios con el puño en alto”.

También determina Antonio Fuertes las medidas que a, su  juicio, habría que tomar:

Hay que señalar a los responsables políticos y económicos de la crisis. Hay que luchar a nivel europeo por abolir la “ley tiránica” del Tratado de Lisboa. Hay que auditar la deuda de los estados y negarse a pagar la ilegítima. Hay que acabar con la lacra de la especulación internacional y con los paraísos fiscales. Hay que hacer que paguen más quienes más tienen. Hay que nacionalizar cajas y bancos rescatados con dinero público, para que el estado no dependa crediticiamente de los mercados e instituciones financieras y que fluya el crédito a familias y empresas. Hay que poner a bancos centrales y supervisores bajo la autoridad de los estados…etc. Son cuestiones que deben estar ya en el programa mínimo de la ciudadanía y de los políticos que trabajen por el bien común. No nos podemos limitar a debatir que si euro sí, euro no; que si eurobonos o rescates del BCE,…etc. ¡Que no nos metan en su proceso de confusión!. (…) “La lucha contra el monstruo neoliberal ha de señalar su cabeza, no las plumas de su cola y en esa lucha de la ciudadanía transnacional, internacional más que nunca, global, el empoderamiento como continuo proceso de auto-organización, control y poder ciudadano es necesario (Y ¿Qué esperamos para unir fuerzas sociales, organizadas y no organizadas para tomar lo que es nuestro, por ejemplo los bancos como dice Jean Ziegler, vicepresidente actual de la ONU? ¿Es que los sindicatos no habrían de luchar para que los convenios colectivos de empresas trasnacionales sean globales? ¿Les sirve de algo sus pactos locales? ¿Por qué los sindicatos aplauden a los partidos PP y PSOE cuando protestan por las nacionalizaciones de gas y petróleo en Bolivia, o en Argentina de YPF? ¿No aprenderán nunca que la lucha es global, de la ciudadanía contra el poder financiero-transnacional, que si apoyamos a las oligarquías sean locales o globales actuamos contra la ciudadanía?”

***
Publicaba ayer en “El País”  Cesar Molinas,  experto en  el mundo financiero (fue durante siete años Director de Gestión de Merrill Lynch  en Londres, Director de Análisis Económico y relaciones institucionales de la Comisión Nacionaldel Mercado de Valores y Consejero de numerosas compañías públicas españolas)   el artículo titulado “Una teoría de la clase política española”,  que  constitutuye  un capítulo del libro que publicará el próximo año (“¿Qué hacer con España?”) .  Molinas hace una radiografía muy poco complaciente de la actual clase política dirigente, y propone –algo que suscita críticas–  sustituir el sistema proporcional- corregido actual por el mayoritario.

“En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario. La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales. ¿Por qué una teoría? Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:
1. ¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
2. ¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?
3. ¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie-salvo el Rey y por motivos propios- haya pedido disculpas?
4. ¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?
En lo que sigue, argumento que la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación. En este sentido forma una élite extractiva, según la terminología popularizada por Acemoglu y Robinson. Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular.”
“Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también, con canonjías en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.”
“En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Cajade turno para ponerse a construir.”

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