EXCESOS

El prudente Rajoyse ha pasado tres pueblos, o tres punto de IVA, si a eso vamos.  Hasta ahora, disfrutábamos de uno de los tipos generales más bajos de la Unión Europea (Chipre 15%, Luxemburgo 15% y Malta 18%). Con la subida al 21% ya superamos el promedio, presentando mayor índice que  Reino Unido (20%), Alemania (19%) u Holanda (19%). A todas luces parece excesivo, teniendo en cuenta que afecta, de modo genérico, a todos los productos y servicios. 

El tipo reducido sube del 8% al 10%. Se aplica a la mayoría de productos alimenticios, sanitarios, transporte terrestre de viajeros y equipajes y aéreo y marítimo y al turismo en general que había reclamado que no se subiera el tributo. En total, cinco puntos de tributación de una tacada. Otra “pasada”, si se nos permite la expresión,  que impactará negativamente en la recuperación económica, que parece lleva camino de verse aplazada sine die .

Hace seis meses, el Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta con  10,6 millones de votos (186 escaños,  44,6 %) y el PSOE 6,97 millones (110 escaños, 28,7%). La tercera fuerza más votada fue I.U. (11 escaños, 1,68 millones de votos, 6,9%), y la cuarta  UpyD (5 escaños, 1,14 millones de sufragios, 4,69%). CIU, en quinta posición, logró 1,01 millones de papeletas válidas (16 escaños, 4,17%). Y ya detrás, muy lejos, quedaron AMAIUR y PNV, con alrededor de 300.000 votos y 1,3% (7 y 5 escaños respectivamente). Como se puede apreciar, y no cansa repetir, existen desproporciones flagrantes entre votos y escaños, una disfunción insostenible que habría que corregir más pronto que tarde.

Viene el párrafo anterior a cuento de la apuesta que el señor Rajoy acaba de hacer al adoptar un paquete de recortes realmente agresivo. Corre el riesgo de sufrir una notoria pérdida de votos dentro de tres años y medio. Remitiendonos al el párrafo anterior, PP aventajó a PSOE en unos 3,6 millones de votos, pero decisiones mal medidas podrían mermar mucho tal ventaja.

¿Tanto como para comprometer la reelección?  A esto contribuirá, además, sin duda, el resto de medidas del paquete, en especial las que afectan a los funcionarios o a los perceptores de la prestación por desempleo, que también votan.  Un premio nobel en economía –Paul Krugman- ha declarado que esas medidas “no tienen sentido, aumentarán el desempleo y no solucionan el problema fiscal”.

El tiempo –y los españoles- dirán si estas son las reformas que querían o si otras hubieran sido mejores. No pocos las contrastan con la amnistía fiscal a los defraudadores, las facilidades a las entidades financieras o  la pasividad ante la corrupción de “cuello blanco”. Ah! Y el impuesto sobre el patrimonio en Madrid y Valencia sigue sin ser aplicado. En concreto, en 2007, último ejercicio en que se aplicó este impuesto la comunidad gobernada por Esperanza Aguirre aportó 323 millones de euros. De sobra para no tener que bajar el sueldo a los funcionarios madrileños ni quitarles la paga de Navidad.