Si usted desease ser administrativo, por ejemplo, en el ayuntamiento de Mejorada del Campo, debería aprobar el correspondiente concurso-oposición –por cierto convocado en marzo pasado-, donde se exige “estar en posesión del título de bachiller o Formación Profesional de 2º grado” y tener bastante experiencia laboral administrativa, amén de cuantos más mejor “cursos de formación relacionados con la plaza”.
Sin embargo, puede aspirar a algo mejor sin nada de lo anterior: empadrónese allí, afíliese a uno de los dos partidos mayoritarios de ese simpático pueblo y haga lo que hay que hacer para que le propongan en la lista de las próximas elecciones municipales. De esa forma, saldrá concejal, y, con el tiempo, podría llegar, incluso, a alcalde.
Es curioso que para dirigir los destinos de una localidad –en este caso- de cerca de 23.000 habitantes las leyes no requieran unos mínimos requisitos académicos, formativos o profesionales a las personas que van a manejar presupuestos de miles o millones de euros, y en cambio sí lo haga a los simples administrativos. Así sucede en todas las corporaciones locales.
En cualquier municipio puede darse el caso de que el concejal de hacienda apenas sepa sumar. Puede darse el caso de que los concejales de educación, medio ambiente o cultura no tengan ni experiencia previa ni conocimientos del área que dirigen. Hasta puede darse al caso de que el alcalde sea analfabeto.Todo es legal. ¿Pero es lógico?
No hay comentarios:
Publicar un comentario