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18 de abril de 2012

BACTERIAS EXTRATERRESTRES

No es nada probable que estemos solos en el Universo. Así lo cree Ken Nealson, catedrático de Geobiología de la Universidad del Sur de California (EE UU) y astrobiólogo de la NASA, pues argumenta que si ciertas bacterias son capaces de sobrevivir a las condiciones más extremas de la Tierra, incluso sin oxígeno, es más que probable encontrarlas en otros planetas.

Los humanos solo comemos una cosa, carbono orgánico; y solo respiramos otra, oxígeno. Así funciona la vida, “o eso creemos”, asegura Nealson. “Sin embargo las bacterias comen todo tipo de materia (compuestos inorgánicos como el sulfuro, hidrógeno, amonio, entre otros), en realidad cualquier cosa de la que obtienen electrones, y pueden interactuar con cualquier elemento químico que aparece en la tabla periódica”. 



En cuanto a lo que respiran, no es solo oxígeno, sino también CO2, sulfito, nitrato y otras sustancias. Incluso son capaces de aprovecharse de una roca sólida como sustituto del oxígeno, es decir “respirar rocas”, como dicen coloquialmente los científicos al hablar del transporte extracelular de electrones descubierto hace dos décadas y que sigue sin aparecer en los libros de texto. “Años más tarde descubrimos que al quitar la roca del experimento y añadir electrodos, lo único que “respiran” estas mismas bacterias son los electrodos. Forman una capa a su alrededor y le proporcionan electrones, y por tanto energía”, detalla Nealson. Como estos microorganismos pueden comer cualquier cosa, los científicos probaron con residuos humanos e industriales para producir electricidad. Y lo consiguieron.


“Parece muy bonito para ser cierto, y lo es, aunque no va a solucionar la crisis energética”, advierte el experto estadounidense, quien añade que no solo se puede crear electricidad sino también purificar el agua y eliminar los contaminantes sin ningún soporte electrónico. El equipo de Nealson está intentando diseñar esta tecnología barata y ecológica en aldeas africanas donde la gente podría traer sus residuos cada día y obtener agua limpia a cambio. Según el investigador, “en los próximos 5 o 10 años, veremos la primera aplicación legítima a este proceso”, porque hay unas 15 empresas de todo el mundo que ya están intentando aplicarlo. “Es una buena tecnología verde que solo usa materiales biológicos como fuente, trabaja muy rápido y produce bastante energía”.

Hasta entonces, la microbiología deberá intentar descubrir lo que oculta el microscopio. Por ahora, gracias a mejores métodos moleculares para ver a las bacterias, los científicos han descubierto que “solo somos capaces de cultivar cerca del 0,1% de todas las bacterias que vemos en el microscopio”, afirma el experto. Pero la pregunta que se hacen los microbiólogos es “¿qué hacen realmente las otras bacterias que no podemos cultivar?” “Es completamente desconocido. Al mirar sus cromosomas se podría averiguar cómo actúan pero todavía no se ha probado; y no se puede demostrar si no se pueden cultivar”, testifica Nealson.

De los microorganismos que ya se conocen, lo que más sorprende a este microbiólogo que se niega a jubilarse aún es lo resistentes que son. Cuando Nealson empezó a estudiar microbiología, no podía imaginarse que las bacterias sobrevivirían a más de 100 ºC. No obstante, en los años ’70, se descubrió que había bacterias que vivían en los géiseres del Parque Nacional de Yellowstone (EE UU). La vida microbiana se ha adaptado a la salinidad, a la temperatura, al pH, a la aridez, a la radiación, y a la presión. Durante años se pensó que uno de los lugares más desérticos de la Tierra –el desierto de Atacama en Chile– era estéril, pero al mirar en el interior de las rocas se observó todo tipo de vida. Río Tinto en Huelva es otro de los lugares “más fascinantes de la Tierra”, para Nealson. “Muchos de estos entornos extremos te hacen pensar de forma diferente sobre la posibilidad de encontrar vida en otros planetas, y Río Tinto en Huelva es uno de ellos”, apunta.

Desde que empezó a conocer la habilidad de las bacterias, el interés de Nealson por hallar vida microbiana fuera de la Tierra creció. Las misiones del telescopio espacial Hubble han sido determinantes. En los últimos diez años, sus datos han demostrado que existen millones de planetas que se parecen a la Tierra. “Pero estos planetas están a muchos años luz de nosotros. Incluso si obtienes una señal de alguno de ellos (una que se pudo generar hace 100 años), llevará 1.000 años llegar allí a la velocidad a la que viajamos ahora. Es fascinante pero frustrante a la vez”, manifiesta el experto, que lo tiene claro: “Es 100% seguro que hay vida ahí fuera”.

Por último, basta con recordar que el 99,9% de las bacterias son nuestras amigas. Muy pocas son realmente dañinas. “El planeta y el cuerpo humano funcionan gracias a las bacterias buenas. Lo que sucede es que todavía no hemos aprendido esta lección”, concluye Nealson.

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