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9 de enero de 2011

Diario LA RAZON - Fraudes y trampas de Internet

Diario LA RAZON

LOS FRAUDES Y TRAMPAS DE INTERNET

La Red es ahora un nuevo y extenso mundo para hacer negocios, pero también permite nuevas oportunidades para los pícaros. Los engaños y estafas se hacen ahora de modo electrónico: es más limpio y más rápido.

Julio Ruiz Herreras / Madrid
Ya pasaron los tiempos del tocomocho y la estampita: Internet es actualmente un campo abonado para los tramposos. Las nuevas formas de fraude cibernético son diversas, y a la luz de los datos disponibles, mucho más frecuentes de lo que se piensa. Y van en aumento.
Vender medicamentos de forma ilegal y fraudulenta a través de la Red es una práctica que se efectúa desde hace, al menos, dos años. Ilegal porque los fármacos en nuestro país deben ser obligatoriamente dispensados por las oficinas de farmacia autorizadas, quedando prohibida “cualquier tipo de venta indirecta al público” (Ley del medicamento). Fraudulenta debido a que, en no pocas ocasiones, los envíos no llegan nunca al destinatario, al ser requisados en la aduana, un hecho que sucede, sobre todo, en los envíos procedentes de países que no son miembros de la Unión Europea. Por otra parte, cierto número de medicamentos no está autorizado en España, y en este sentido la posición del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, señalada por José Luis Alloza, miembro de la comisión deontológica de dicho organismo es clara: “Internet no parece tener límites, pero estos deben existir cuando las consecuencias sean negativas para la salud pública; la venta a través de este medio nos parece una actividad pirata”. Y es que numerosos productos que se pueden adquirir en las webs son potencialmente peligrosos sin supervisión médica: Viagra, abortivos, antidepresivos, tranquilizantes, etc.
Otro fraude lamentablemente muy común en nuestro país es el que se produce cuando los “amigos de lo ajeno” compran en Internet utilizando números de tarjeta de otras personas, claves que obtienen, por ejemplo, recogiendo del suelo, de la papelera, o en las inmediaciones de los cajeros automáticos, los resguardos de operaciones con tarjeta. Este tipo de estafa se viene registrando con cada vez más asiduidad, y se detectan cuando los particulares se percatan de cargos de compras que no habían efectuado y lo denuncian a la policía, que ha registrado en los últimos meses decenas de casos sólo en la capital de España. Un ejemplo diríamos llamativo tuvo lugar el pasado mes de agosto en Villalba (Lugo), cuando la Guardia Civil detuvo en dicha localidad a un individuo como supuesto autor de una estafa, al enviar piedras y palos en lugar de los teléfonos móviles que ofrecía en Internet bajo una identidad falsa.

Cifras millonarias
La cuantía de las estafas es, a menudo, considerable. En Fuengirola, por poner sólo un caso, fueron recientemente detenidos dos hombres presuntos autores de varios fraudes por un valor superior a los 50 millones de pesetas, en los que se utilizaban los números de tarjetas de crédito ajenas para formalizar compras a través de la Red, datos que uno de los detenidos lograba mediante su trabajo en un establecimiento de hostelería. La mercancía obtenida era, a su vez, revendida en una tienda virtual que, al efecto, había montado su compinche, o bien revendida. Otro ejemplo: en Barcelona, en febrero pasado, fueron detenidas cinco personas por formar un grupo dedicado a estafar con falsas ventas virtuales, con lo que habían obtenido más de 150 millones de pesetas.
Hay que señalar, también, otro truco muy usado: el de la rellamada. Son muchas las páginas web que condicionan su funcionamiento a que el usuario –con un simple clic del ratón- instale una especie de programa. Si se continúa, y sin que el usuario sea informado de ello, lo que sucede es que, automáticamente, se desconecta el módem y se vuelve a efectuar una llamada a través de una línea 906 o internacional. Y, atención: en tal caso, la hora de conexión puede acercarse nada menos que a las 10.000 pesetas... El engaño viene, además, adornado por reclamos del tipo “sin tarjeta”, “acceso libre” o similares, y hay que advertir que la clase de contenidos de estos sitios, antaño dedicados a la pornografía, hoy se está extendiendo a los demás.
La proliferación de tramposos en la red es tal que la Comisión Nacional del Mercado de Valores, a través de su sistema de inspección, localizó la pasada primavera un total de 22 paginas web sospechas de actuaciones irregulares en los mercados de valores o en sus ofertas a inversores a las que abrió una investigación, actualmente en curso. Desde dicha institución se insiste en “ser consciente de los nuevos riesgos que supone un medio también nuevo como Internet”. Hay que tener cuidado con los “chiringuitos financieros virtuales”.
Hay otro aspecto debe estimular la cautela del consumidor: el relacionado con los envíos. Según un estudio de la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios, “ocho de diez consumidores españoles no se atreven a comprar por Internet”. Y lo cierto es que razones no les faltarían, pues según datos de Sermepa, la entidad que gestiona las transacciones con tarjetas Visa, Mastercard, 4B CECA en nuestro país, y refiriéndose a las compras por la Red, se ha verificado que “un 92% de los envíos no llega en la fecha indicada”, y lo que es peor, “un 19,5% nunca llega”.
Claro que si su busca consuelo, en todo este argumento no hay nada mejor que mirar a Estados Unidos. Allí se reciben un promedio de 1.000 “ciberestafas” semanales, según los datos de un organismo que se tuvo que crear para ello, en mayo pasado, el IFCC (Centro de Quejas por fraude en Internet). En el país del dólar los fraudes más comunes se refieren a las subastas “on line”, los engaños en las llamadas telefónicas, la adquisición de productos luego nunca entregados, la oferta de negocios supuestamente fabulosos y los engaños en los servicios de viajes y financieros. La escalada de timos va tan en serio que diversas asociaciones de consumidores y organismos oficiales de protección al consumidor de nueve países (entre ellos, Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania o Gran Bretaña) están preparando “una coalición internacional de protección a los usuarios de Internet”.

Apoyo 1
Cuatro consejos
1. - Asegúrese de destruir, cuando ya no los necesite, los resguardos de pago con tarjeta y no los deje en la papelera ni en el suelo de los cajeros automáticos. Esta documentación es la que usan los “ciberdelincuentes” para actuar contra su cuenta corriente.
2. - Esté muy atento, cuando navegue por la Red, a todo lo que implique desconectar y volver a conectar el modem. Si no se da cuenta, rellamará a un teléfono del tipo 906, con el exorbitante coste que ello conlleva.
3. - No compre fármacos por Internet: es ilegal, potencialmente peligroso para su salud y corre el riesgo de que el envío sea requisado en la Aduana.
4. - Considerando que casi uno de cada cinco artículos comprados mediante Internet no llegan, por diversos motivos, nunca a su destino, antes de realizar este tipo de transacciones tome todas las precauciones posibles, incluida la petición de un e-mail previo que incluya los datos completos, condiciones, cláusulas, etc.
5. - Cuidado con las inversiones financieras en la Red. Antes de desembolsar ningún dinero solicite toda la información y garantías posibles y, en caso de duda, acuda a los organismos y asociaciones públicas y privadas de defensa del inversor.

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