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5 de noviembre de 2016

O TRANSFERENCIAS ECONÓMICAS O PROBLEMAS SOCIALES

Resultado de imagen de eurosM u c h o s  y graves problemas de toda índole podrían ser paliados o, incluso, solucionados, con más recursos: perdonen la perogrullada. Y, en muchos casos, por no decir en casi todos, recursos significa primariamente dinero, money.
De modo que, si hojeamos los periódicos, podríamos saber de los problemas derivados de un huracán en Haití, de la limpieza de Madrid, de la cuestión catalana, la inmigración, el Brexit, el Déficit Público, la lentitud de la Justicia, la precariedad laboral y el desempleo, la contaminación, el sistema sanitario, el calentamiento global... y así podríamos seguir enunciando una lista casi interminable de asuntos patrios tras los cuales el dinero sería el principal protagonista, y su ausencia, el principal problema. En buena parte, dinero público.

Pero, en última instancia, el dinero público ha sido antes dinero privado: proviene de bolsillos ciudadanos o empresariales, a través de impuestos, tasas, etc. El Déficit Público que, desde hace años, aflige al estado español se origina, como es bien sabido, en la insuficiencia de ingresos fiscales respecto a los gastos. Aquéllos son, actualmente, un 6% inferiores a la media europea.

Así pues, la línea prioritaria de actuación del nuevo gobierno debería ser recaudar esos seis puntos, disponiendo los medios para  Incrementar la persecución de los evasores fiscales, aflorar –al menos en parte- la economía sumergida o suprimir subvenciones innecesarias.
Por otra parte, los empresarios han indicado reiteradamente la conveniencia, cuando no la necesidad, de reducir el mencionado Déficit Público; estando de acuerdo en el objetivo –no tanto en los plazos-, podría apuntarse un dato: los beneficios de las empresas del IBEX 35 en los tres últimos años (2014, 2015 y previsión del 2016) ascienden a poco más de 90.000 millones de euros. La Comisión Europea nos exige un recorte de 5.500 millones para 2017. Si los señores del IBEX transfiriesen generosamente tan sólo un 6% de los beneficios citados antes al Estado, no sería necesario dicho recorte, con el consiguiente beneficio para la salud financiera de España, para los agentes económicos, incluidas las compañías del selectivo, y también para el empleo.


Ese era solo un ejemplo, en realidad muy poco probable. Pero si las élites económicas acumulan crecientemente recursos en detrimento del resto, se acabará produciendo (a corto-medio plazo) un desequilibrio en el conjunto de la economía que, a su vez, generará importantes conflictos sociales. La única forma pacífica de evitarlo es la transferencia de la minoría tenedora de la mayoría del capital hacia el resto de los sectores de la población, prioritariamente los menos consistentes, en forma de redistribución fiscal, renta mínima o subvenciones.

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