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21 de enero de 2013

DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE CORRUPCIÓN (POLÍTICA)


Corrupción política generalizada. Haciendo una difícil analogía médica con el denominado Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG), la corrupción política generalizada, podría ser una “corrupción constante y a largo plazo”, “probablemente causada por una combinación de factores biológicos y de circunstancias vitales”. En nuestro caso, los factores biológicos podrían ser la ambición, la amoralidad o la codicia; las circunstancias vitales el manejo de fondos públicos sin suficientes controles y el conformismo de una parte de la Opinión Pública, que no ve inconveniente en seguir votando a los corruptos. 

Según Stephen D. Morris, especialista de la facultad de Ciencia Políticas de la Universidad de Tenesse, la corrupción política “favorece la consolidación de élites y burocracias políticas y económicas,  erosiona la credibilidad y legitimidad de los gobiernos, reproduce una concepción patrimonialista del poder, reduce los ingresos fiscales e impide que los escasos recursos públicos coadyuven al desarrollo y bienestar social,  permite la aprobación y operación de leyes, programas y políticas, sin sustento o legitimidad popular, y revitaliza una cultura de la corrupción y contribuye a su proliferación”. Todo un catálogo de graves males que contribuye a la desintegración social.

Aunque ningún país es completamente inmune a la corrupción política, lo que sí es cierto es que la magnitud del problema admite grados muy diferentes. Histórico es el caso de el ex presidente de Indonesia, Mohamed Suharto, uno de los políticos más corruptos de los últimos 20 años, acusado de robar a su país entre 15.000 y 35.000 millones de dólares,  o el de Mobutu Sese Seko, que durante los 32 años en los que gobernó la República Democrática del Congo, hizo desaparecer en bancos suizos 5.000 de los más de 12.000 millones de dólares que el país recibió en subsidios, en su mayoría, del Banco Mundial,  según Transparency International.

Esta organización acaba de publicar el informe “Corruptions perceptions Index 2012”( http://www.transparency.org/cpi2012/results) en el que se afirma que “está  claro que la corrupción es la mayor amenaza con que se enfrenta ahora la humanidad. La corrupción destruye vidas y comunidades, y socava los países e instituciones. Se genera ira popular que amenaza con desestabilizar aún más las sociedades y exacerbar conflictos violentos.”

En el Ranking general por países, los más honestos son, por este orden, Dinamarca, Finlandia, Nueva Zelanda, Suecia, Singapur, Suiza y Australia. Alemania está en el puesto 13, Estados Unidos en el 19, Francia en el 22 y España en el 30. Grecia baja hasta el puesto 94. Los últimos cinco son Myanmar, Sudán, Afganistán y Somalia.

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