En 1991 se terminaron en España 274.000 nuevas viviendas, y la década prosiguió en una tónica similar, con un promedio de 255.00 anuales. Pero en 1999 ya se rebasó el límite de las 300.000, hasta llegar al máximo histórico de 2006 (657.990). En un contexto económico y social favorable al crecimiento, un enfoque ideológico conservador logró, mediante cambios en la normativa y en la práctica urbanística, una progresiva deslegitimación del planeamiento público para eliminar trabas al crecimiento y poderlo desarrollar en el suelo no urbanizable sin límites de cantidad ni localización. El resultado fue un crecimiento urbanístico exagerado y desordenado : la conocida la burbuja inmobiliaria.
Nuestra crisis ha sido, fundamentalmente, provocada por esa burbuja. Pero la responsabilidad no sólo ha sido de los promotores inmobiliarios; es más, hay que señalar a un causante mucho más importante, sin el cual nada de ello habría sido posible: la banca. Sobre todo la gran banca.
Los promotores –es su querencia natural- quieren vender casas, cuantas más mejor. Antes tienen que construirlas, y para ello necesitan dinero, bastante dinero. Ahí entran en juego las entidades financieras. Éstas prestan, o no prestan, en función de la opinión económica que tengan del proyecto, y para eso está el denominado departamento de Riesgos.
Tradicionalmente, este departamento se regía por reglas y procedimientos rígidos, ya que su papel era esencial para la solvencia de la entidad; se decía que prestar alegremente era la forma más rápida de arruinarse. Por otra parte, la banca tenía excelentes profesionales en sus servicios de estudios que –estoy seguro- estimaban la imposibilidad de que el mercado absorbiera tanto ladrillo, ya que ante una demanda creciente los precios se iban a disparar con toda seguridad ( El precio medio de mercado equivalía en 1997 a unos 4,3 salarios brutos anuales, mientras que en 2006 dicha relación se situó en 9,1).
Y eso fue, justamente, lo que sucedió. Ante la expectativa de levantar millones de casas, la banca salivó pensando en las comisiones e intereses a percibir por los préstamos a promotores y ciudadanos. Así, se relajaron las normas y límites de riesgos y se gastó mucho dinero en publicitar lo barato y fácil que era comprarse una casa. Año tras año, entre 1997 y 2007 parecía que había “ barra libre” y el globo se iba hinchando con la anuencia del Gobernador del Banco de España, que de lo único que hablaba, entonces, era de moderación salarial.
Si la banca hubiera actuado ortodoxamente, los montantes crediticios concedidos al ladrillo hubieran sido mucho menores. Y por lo tanto la morosidad. Y, consecuentemente, los balances de las entidades financieras estarían ahora saneados. Y si así fuera, el crédito no estaría estrangulado.
Pero la banca actuó como actuó, y las consecuencias han resultado nefastas, para ella también. Nadie, o casi nadie, dijo nada. Y los que menos, los medios de comunicación, que, recordemos, dependen financieramente de la banca. Los mismos medios que, ahora, se esfuerzan en convencernos que no hay más solución que la austeridad de todos los ciudadanos para tapar un agujero del que, de ninguna manera, son responsables.
Evolución de la construcción de viviendas en España
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Año
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Visadas
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Iniciadas
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Terminadas
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1991
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274.136
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205.460
|
274.343
|
1992
|
280.643
|
208.613
|
221.828
|
1993
|
252.787
|
199.144
|
223.584
|
1994
|
315.690
|
234.386
|
230.307
|
1995
|
347.727
|
302.457
|
221.252
|
1996
|
322.073
|
288.034
|
276.451
|
1997
|
399.007
|
324.599
|
299.595
|
1998
|
460.527
|
407.650
|
298.783
|
1999
|
563.682
|
511.854
|
356.781
|
2000
|
585.933
|
534.010
|
416.184
|
2001
|
547.883
|
523.839
|
505.271
|
2002
|
617.726
|
543.105
|
519.328
|
2003
|
681.178
|
623.084
|
508.268
|
2004
|
761.790
|
691.876
|
565.278
|
2005
|
812.294
|
716.035
|
590.631
|
2006
|
920.199
|
760.179
|
657.990
|
1997-2006
|
6.350.219
|
5.636.231
|
4.718.109
|
Fuente: Ministerio de Vivienda y Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España |
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