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29 de enero de 2011

Diario LA RAZÓN - Seguros de automóvil con franquicia

Las garantías de las pólizas de seguros de automóvil no son tan diferentes, pero los precios presentan oscilaciones considerables, tal vez fruto de la intensa competencia que se da entre las diferentes compañías de un sector que se halla en un proceso de redefinición. El usuario, por ello, y ante la cuantía de un gasto nada desdeñable, debe comparar las diferentes ofertas, máxime cuando este año se han anunciado importantes subidas en las tarifas.


Seguros de automóvil con franquicia, comparaciones no tan odiosas

JULIO RUIZ HERRERAS/Madrid.


Existe una cierta variedad en la oferta de seguros de automóvil, lo que añadido a diversos factores que modifican las tarifas –edad del asegurado, años de carnet, zona geográfica- hace que no sea fácil la elección de la póliza ideal. La alta siniestralidad que se registra ha movido a las aseguradoras a promocionar el seguro con franquicia en aras de lograr una contención en ese aspecto, pues la cantidad acordada como franquicia es, en cada siniestro, la que pagaría íntegramente de su bolsillo el asegurado, corriendo a cargo de la compañía el resto (evidentemente, este sistema hace que dar los partes no sea gratuito, lo que llevaría a extremar el cuidado al conductor). El presente estudio ha analizado los seguros con una franquicia “razonable” (en general, entre 30.000 y 35.000 pesetas) de diez conocidas compañías del ramo.

Tras la suspensión de pagos de Otaysa, ha llegado a la ciudadanía la sensación de que el sector, cuando menos una parte, vive momentos de convulsión, ya que el aumento de los accidentes comporta una elevación de los gastos que hacen peligrar las correspondientes cuentas de resultados. Los seguros de automóviles de Allianz Seguros, por ejemplo, consumieron el pasado año casi el 89% de sus ingresos en el pago de los siniestros, lo que se tradujo en pérdidas y, recientemente, Mapfre se ha ofrecido a estudiar la compra de las compañías del ramo afectadas por la crisis de este negocio. Los vientos de fusiones y absorciones parece que van a arreciar.

Precios según franquicia
Se han estudiado, pues, los precios y características de las pólizas de dos automóviles concretos (Citröen Saxo 1.1i Sx y Seat Toledo 1.9 Tdi 110 cvs., esto es, uno pequeño y otro medio-grande) con una franquicia de entre 25.000 y 35.000, si bien ésa, en algunas aseguradoras responde a otras fórmulas: un porcentaje sobre el valor de nuevo (suele ser el 2%) o una cantidad fija más un porcentaje del coste de cada siniestro. El perfil del tomador del seguro respondería al de un varón de 35 años, con diez años de carnet, y por lo que respecta al automóvil, sería nuevo, de uso particular, sin descuentos o recargos especiales -esto es, sin “bonus” ni “malus”-, sin accesorios extras y en la ciudad de Madrid. Se ha podido recabar la información de una decena de las compañías más importantes (una de ellas, muy reciente, sólo a través de Internet), cifra que hubiera podido ser mayor si Mapfre y La Estrella hubieran facilitado la correspondiente información, cosa que explícitamente no hicieron al saber que se trataba de efectuar un análisis comparativo.
El cuadro principal resume los datos y cifras más relevantes, si bien hay que precisar que las comparaciones habría que efectuarlas en sus justos términos, habida cuenta de que los importes y las fórmulas de cálculo de las franquicias no son las mismas, así como tampoco lo son las coberturas, las redes de asistencia, el número de talleres concertados, etc. Habrá que tener, pues, en cuenta, que los precios más contenidos suelen comportar alguna desventaja, cosa que el usuario debe ver si le compensa y, a la inversa, tarifas más altas suelen ofrecer algunas ventajas o servicios superiores, estando aquí la clave en valorar si su precio es adecuado o excesivo.
Un caso particular, como apuntamos antes, es el de “Seguros Online”, en realidad una especie de correduría de seguros virtual, que mediante Internet, se ofrece a “facilitar la contratación del seguro que mejor se adapte a las necesidades del asegurado”, contando con “el respaldo de las compañías aseguradoras más representativas del país”. En su Web, se comprometen en seleccionar las mejores propuestas, ofreciendo la contratación “on line”, así como la posterior tramitación de siniestros. Las compañías tradicionales también están apostando por Internet, si bien, en el momento actual, son pocas las que ofrecen una gestión total a través del ordenador, excepto Direct Seguros, que ya permite al internauta solicitar un presupuesto de seguro personalizado y contratarlo si lo desea, además de poder declarar siniestros, solicitar la carta verde, modificar su póliza, etc. En Estados Unidos han ido más lejos: existen varias empresas independientes en Internet (“QuickQuote”, “Insurance Shopping Network”) que realizan comparaciones de tarifas en tiempo real.

Diversidad de precios
Si observamos, pues, los precios anuales, no podemos sino advertir diferencias, a veces, importantes. En el Citröen Saxo podemos hablar de un entorno entre las 80.000 y 120.000 pesetas para la mayoría de las compañías (ocho), mientras que dos se irían a costes más altos (Fénix Autos, 133.000 pesetas y Winterthur, 188.000). En el caso del Seat Toledo, hay que partir de las casi 130.000 pesetas de la Mutua Madrileña, para ir ascendiendo en tramos de unas diez mil pesetas hasta llegar a las 257.000 de Winterthur, de nuevo la más cara. Insistimos en que no hay que juzgar los precios en términos absolutos, sino, también, en función de la franquicia –esto es, el fijo que el cliente deberá pagar de su bolsillo en cada accidente- y el alcance y calidad de las coberturas que se garantizan. Con todo, las tarifas más altas parecen excesivas.
Hablando pues, de coberturas, vemos en el cuadro como, a pesar de cierta homogeneidad, no es lo mismo que, en caso de accidente con siniestro total, se perciba el valor de nuevo del automóvil durante sólo el primer año que durante los dos primeros, o a que cuantía se tendrá derecho en años posteriores: valor venal o de reposición (es decir, descontando del valor de nuevo la depreciación por antigüedad según unas tablas de cálculo) u otras fórmulas que, en definitiva, dan más o menos dinero al asegurado si se produce un accidente que comporte la pérdida total del vehículo.
También presenta diferencias la posibilidad de realizar el pago de forma fraccionada. Hay dos casos donde no se permite (Mutua Madrileña, Winterthur), pero lo habitual es que se pueda pagar en plazos trimestrales o semestrales, eso sí, con recargo (excepto Direct Seguros, que tiene el detalle de no cobrar nada por este concepto). Allianz sería la más barata (0% el semestral y 2,5% el trimestral) y Pelayo la más cara (3,5% y 7%).
En el capítulo de características y ventajas especiales, las compañías tratan, también, de diferenciarse, si bien muchas exhiben ventajas comunes: simplificación de trámites, tarificación muy personalizada, defensa de multas, etc. Algunas ofrecen como plus la gestión integral telefónica (cosa que sobre toda las beneficia a ellas en los casos de las compañías que sólo operan por ese medio, al no tener costes de oficinas) o la posibilidad de tramitar por Internet. En otros casos, establecen descuentos adicionales si se contrata más de una póliza (Allianz, Mutua Madrileña), por mayor antigüedad del carnet o si se pertenece a determinados colectivos (por ejemplo, Allianz ofrece un “tratamiento especial para las mujeres” –se refiere a descuentos- y, en especial, para el colectivo de féminas “cuya edad esté comprendida entre los 18 y 24 años o resto de mujeres con más de 10 años de carnet”). Por su parte, Línea Directa promete “reparación con prioridad en talleres concertados” y Winterthur regala un chequeo gratuito y tiene centros di diagnóstico exclusivos. Un análisis más pormenorizado permitiría, además, examinar las diferencias en los importes de las indemnizaciones por daños corporales y capitales asegurados en caso de accidente al conductor y ocupantes.
Una garantía que ofrecen todas las compañías es la asistencia en viaje, un servicio muy útil cuando llega el caso. Supone que si, en el transcurso de un viaje, se sufre una avería, la aseguradora le enviará una grúa a recogerle, y en el caso necesario, le pagará el hotel mientras se arregla el coche o se ocupará de llevarle a su destino. Habitualmente también se ocupan de los gastos médicos y hospitalarios si sucede un percance en un país extranjero o la repatriación en avión sanitario.
Casi todas las compañías, por aquello de la competencia, mantienen las bonificaciones que el asegurado tuviera en la anterior, si bien hay que acreditarlo documentalmente con el correspondiente recibo, dónde figura el porcentaje de descuento, calculado con arreglo al sistema “bonus/malus”, que aplican todas –aunque no del mismo modo- y que, en resumen, sigue una escala de descuentos en el caso de que no se comuniquen accidentes o si el asegurado no ha sido el culpable. Aunque el sistema tiene su lógica, cabe lamentar una cierta “opacidad” del mismo, pues no se suministra al cliente una amplia información que le permita saber a que atenerse, comparar o hacer su propio seguimiento.

Apoyo 1
Un sector muy agitado: las tarifas suben
Las cifras del sector no son buenas y parece que hay cierto nerviosismo. La consecuencia para el consumidor es la sensible subida de tarifas de este año. Así, no resultan extrañas las palabras de Álvaro Muñoz, presidente de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa): “el seguro del automóvil vive una extrema competencia, que no es rechazable siempre y cuando se mantenga no sólo la solvencia, sino el respeto a las prácticas adecuadas para que no se traduzca en una venta a pérdida, contraria a la legislación nacional y comunitaria”. Todo un aviso para ciertas compañías.
Lo cierto es que las primas en el 2.000 están subiendo de lo lindo: entre un 10% y un 15% de media e incluso, en determinados casos, esas cifras pueden doblarse. Estamos asistiendo a una corrección de la “guerra de precios”, acaecida en 1995 y 1996, cuando surgieron las aseguradoras “directas”, las que realizan toda la gestión por teléfono. Cómo no tenían que sostener una costosa red de sucursales, pudieron bajar los precios; las otras quisieron seguir su estela y entraron en pérdidas, aunque justo es añadir que no ha sido ésta la única causa, ya que el incremento constante de la siniestralidad también pesa lo suyo. Otra curiosa consecuencia ha sido la alta movilidad de la clientela: casi un tercio de los españoles cambia anualmente de compañía de seguros, una rotación que se considera muy alta. Y un dato llamativo: el 90% de las pólizas tienen algún tipo de bonificación, mientras que sólo el 1,4% soportan penalizaciones por alta siniestralidad.
En este contexto, cobra sentido la elaboración, por parte de la Comisión Europea y con carácter de urgencia, de un proyecto de Directiva que pretende ser aprobado este verano y que va a regular con precisión las nuevas formas de distribución de los seguros (teléfono, comercio electrónico) así como el papel de los agentes profesionales, venta transnacional y protección a los consumidores. Éste último punto resulta de gran interés, pues está comprobado que la gran mayoría de los problemas que surgen durante la vida de una póliza están directamente relacionados con una mala información previa al asegurado o defectos en el momento de formalizar el contrato. Y esto nos lleva a cuestionar un hecho cada vez más frecuente: la incapacidad técnica –y no por su culpa- de ciertos empleados de banca y operadores telefónicos cuya misión es asesorar y vender seguros, que en no pocas ocasiones carecen de una amplia formación especializada para informar de modo veraz y exhaustivo al cliente. Y después, lamentablemente, vienen las confusiones.

Apoyo 2
Antes de contratar
Cinco consejos básicos antes de firmar su póliza:

1. Solicite y léase todo el contrato, con todas sus cláusulas. Si no entiende alguna, pida que se la expliquen.

2. Guarde toda la documentación, también la publicidad, porque ésta última, incluso, es válida como prueba.

3. En caso de cancelación o no renovación del seguro comuníquelo por escrito con dos meses, como mínimo, de antelación.

4. Entérese de las bonificaciones que le corresponden y haga que figuren por escrito en el contrato.

5. Lea con atención el capítulo de “exclusiones”, es decir lo que no le cubre el seguro. No espere a que se produzca un siniestro para enterarse.

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